¿Quieres sentirte mejor? No voy a proponerte que luches contra la tristeza. Sí que la aceptes, pero también que no te quedes ahí porque puedes hacer mucho más con la ayuda de estos tres interrogantes.

1. ¿Cuál fue la última meta que alcanzaste?
Tenemos demasiado normalizados los logros y muy poco los errores. La cuestión es que este sesgo de nuestra memoria no nos hace más felices. Podemos tomar medidas conscientes para compensarlo. Sí, nosotros también somos aquel que alcanzó esa meta tan complicada, aquel que no se rindió, que fue valiente frente al miedo, que cuidó al otro con las pocas fuerzas que tenía.

2. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste apreciado?
Un gesto sencillo. Una sonrisa, una compañía, aquel favor que te hicieron. Es cierto que, de alguna manera, siempre vamos a estar solos en el sentido que nunca vamos a encontrar a nadie con el que tengamos una relación tan íntima como la que tenemos con nuestra voz interior. 
Sin embargo, eso no quita par que haya muchos instantes en los que nos podamos sentir realmente acompañados, queridos y protegidos.

3. ¿Qué sabes hacer bien?
Si respondes que nada, estás mintiendo. Seguro que hay algo, por pequeño que sea, en lo que sabes que destacas o que puedes destacar sin demasiado esfuerzo. ¿Cuidando de los demás? ¿Contando cuentos? ¿Gestionando tu tiempo? ¿Haciendo deporte? ¿Leyendo? ¿Sintetizando? ¿Afrontando problemas? ¿Tomando decisiones? ¿Comunicándote? ¿Desconectando? ¿Estableciendo prioridades?
Pregúntatelo, date el capricho de sonreír al responder. Compártelo, explótalo, no vas a ser más egoísta por ello.

Nuestra mente es compleja; sin embargo, como hemos visto no son necesarias estrategias complicadas de aplicar para lograr sentirnos un poco mejor.
Ahora, eso sí, para ponerlas en práctica antes debemos aceptar que somos los responsables de nuestro estado emocional y no barcos a merced de los caprichos del viento.

Si eres amante del senderismo, la llegada de niños a la familia no tiene por qué ser un impedimento para mantener esta actividad. Lo mejor, en estos casos, es incorporar al nuevo integrante a los paseos por la naturaleza y generarle el hábito para que aprenda a disfrutarlo, pues las salidas de este tipo ofrecen grandes beneficios físicos, psicológicos y emocionales para las personas de cualquier edad.
 
4 consejos a tener en cuenta:
Lo primero que tienes que hacer cuando desees incorporar al bebé a tus caminatas es planificar todo cuidadosamente y con mucha antelación.
 
1. Elige un buen portabebés
El portabebés es un elemento indispensable para concretar la travesía, ya que funciona a la vez como transporte y como protección del pequeño. Los modelos pueden variar, pero básicamente, debes asegurarte de que sea ergonómico, de buena calidad y con sujeciones fuertes.
 
2. Ruta corta y bien pensada
Lo primordial es tener en cuenta la seguridad, por eso, evita caminos empinados o con relieves peligrosos en donde puedan ocurrir caías o resbalones. Opta por rutas sencillas, cortas o con senderos ya conocidos para las primeras experiencias. Es clave que sepas dónde hay sitios de descanso y sepas perfectamente el camino de regreso, por si necesitas volver rápidamente. Un circuito para ir y volver en unas horas es suficiente al principio.
 
3. Que no falte el agua ni la comida
Llevar agua es fundamental en este tipo de excursiones y debe cargarse una buena cantidad. Solo para los adultos se necesitan entre 1.5 y 2 litros de agua, para el bebé, también tienes que llevar agua caliente para preparar el biberón. En el caso de que ya ingiera alimentos, necesitarás un recipiente que conserve comida sólida. También es buena idea llevar fruta o cualquier comestible que sirva de bocadillo saludable,  como los cereales o las galletas hechas en casa.
 
4. Que no le falte nada a tu bebé: toallitas, mudas, pañales, comida…
Repasa los elementos de la mochila antes de salir, pues es clave que no te falten los indispensables.
 
¡A divertirse todos juntos!
Hacer senderismo en familia es una experiencia para disfrutar a pleno.  La idea de hacer senderismo en familia con tu bebé es que sea una salida entretenida, para que el peque se adapte poco a poco a este tipo de excursiones y pronto se convierta en una genial aventura al aire libre. Verás que en un tiempo ¡estarán ansiosos por repetir la travesía al volver a casa!

Ejercitarse al menos tres horas a la semana es fundamental para tener un corazón sano y fuerte. Asimismo, existen muchas medidas que se pueden llevar a cabo, día a día, de una manera muy fácil. De hecho, son tan sencillas que no tienen una larga lista de requisitos.

El corazón es el órgano muscular más importante del cuerpo; sin embargo, no lo solemos cuidar como corresponde hasta que algo no funciona como debería. Los buenos hábitos son esenciales para vivir más y mejor. Reducir los riesgos de padecer alguna cardiopatía es simple, pero depende del compromiso y de cuánto queramos cambiar en el día a día.

Merece la pena hacer el esfuerzo y llevar una vida más saludable en pos de cuidar este músculo tan importante. Para ello, presta atención a los siguientes consejos:

Lleva una dieta equilibrada y toma tentempiés saludables.

Este hábito consiste más bien en aprender a combinar los alimentos, vigilar las cantidades y reconocer qué brinda nutrientes y beneficios para la salud y qué no.

Manténte en tu peso ideal.

La obesidad y el sobrepeso están vinculados a varios problemas cardíacos.

Realiza ejercicio a diario.

El sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades coronarias. En cambio, el deporte aporta muchos beneficios (entre ellos bajar de peso o mantenerlo en sus parámetros saludables, prevenir la arteriosclerosis y reducir el colesterol o el azúcar en la sangre).

Reduce tu nivel de estrés.

Existe una relación muy estrecha entre los nervios y la ansiedad y los problemas cardíacos.

Elimina el tabaco y el alcohol.

El tabaco tiene muchos agentes peligrosos que, además de provocar cáncer de pulmón o esófago, ejercen un efecto nocivo en el corazón, las venas y las arterias.

Duerme lo suficiente.

Se estima que entre 6 y 8 horas es lo mejor para que un adulto joven tenga un corazón sano y se reduzca el riesgo de sufrir problemas cardíacos.