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¿Cómo podemos trabajar con ellos este hábito que es el del estudio? ¿Cómo promover la concentración para que el estudio sea más provechoso? Hablamos de algunas ideas clave para fomentar un ambiente de estudio adecuado y, sobre todo, para ayudar a los niños a concentrarse para estudiar mejor.

Gaste energía antes de empezar. Mover el cuerpo alista el cerebro para aprender. Haz que tu hijo camine o vaya en bicicleta a la escuela, que juegue afuera después de clase, haga oficios en casa o forme parte de un equipo de algún deporte. Asegúrate de que haya tenido ocasión de correr, caminar o saltar antes de sentarse a hacer sus tareas escolares.

Apaguen pantallas y celulares. Antes de que tu hijo comience a trabajar en sus tareas o cualquier otra actividad que exija concentración, apaga la televisión. Si hay personas que la están viendo, asegúrate de que tu hijo está lo bastante alejado para no distraerse. Además, apaga el computador o haz que tu hijo se siente lejos de él. Si tu hijo tiene un teléfono celular, pídele que lo apague.

Hagan una lista de tareas. Los niños pueden poner ansiosos si tienen muchas tareas escolares y domésticas. Para ayudar a tu hijo a concentrarse en terminarlas hagan una lista juntos de todo lo que necesita hacer en el día o la semana. Cada vez que complete una tarea, pueden tacharla de la lista.

Usen señales. Trata de evitar las conversaciones mientras tu hijo está trabajando. Para eliminar distracciones, tu hijo y tú pueden acordar unas cuantas señales básicas. Por ejemplo, señala tu mesa con el dedo para indicarle que debe volver a su trabajo. O levanta la mano para hacerle saber que debe interrumpir lo que está haciendo y sentarse a trabajar. A veces basta con poner la mano en el hombro del niño para que vuelva a concentrarse.

Tomen pequeños descansos. Asegúrate de que tu hijo toma algunos descansos durante el tiempo que dedica a las tareas escolares. Después de trabajar 10 o 20 minutos (según su edad) puede levantarse, dar unos pasos y beber algo antes de volver al trabajo. No permita que se concentre en otra actividad llamativa durante estos descansos: solo deben ser unos pocos minutos de relajación y nada más.

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FAMILIA

¿Cómo afrontar la situación cuando tenes un hijo con discapacidad?

Las normas sociales son un conjunto de reglas que rigen los comportamientos y conductas de las personas que vivimos en sociedad, con el fin de garantizar una convivencia pacífica y respetuosa.

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Tener un hijo es un momento de la vida lleno de emociones, que muchas veces son contradictorias, pues se trata de una mezcla entre alegría y miedo con muchas expectativas de por medio. Y cuando en este momento se presenta el hecho de que nuestro hijo tenga alguna discapacidad (ya sea física, intelectual, sensorial, etc.), las emociones pueden llegar a ser muy abrumadoras. Es perfectamente comprensible sentir mucha ansiedad al conocer esta condición y, en muchos casos las mamás y papás pueden llegar a sentirse muy solos, incluso estando rodeados de otras personas.

Además, la culpabilidad hace de las suyas, convirtiéndose en parte habitual del momento. Es común preguntarnos si hemos hecho algo mal o si deberíamos haber hecho algo de forma diferente, y estas preguntas, lejos de ayudarnos, terminan convirtiéndose en una carga muy pesada de llevar. ¿Cómo afrontar esta situación vital? Para hacerle frente a la nueva realidad familiar, es conveniente llevar a la práctica las recomendaciones que a continuación desglosamos.

Formarse e informarse genera seguridad. Al contar con información sólida sobre un tema, solemos sentirnos más seguros a la hora de actuar. Por otro lado, ten en cuenta los aspectos legales: cada país, nación o Comunidad Autónoma tiene sus normas o leyes sobre la discapacidad. Empaparse serviría para facilitar la integración del niño en la sociedad. 

Conoce y asiste a programas de apoyo, centros de atención y asociaciones familiares. Dichos programas son importantes a nivel formativo y educativo, convirtiéndose en una herramienta fundamental. En ellos encontrarás profesionales que te asesorarán sobre las necesidades especiales de tu hijo, documentándote de qué es lo que puedes y no puedes esperar que suceda.

Informar a las instituciones educativas. En los casos en los que la discapacidad no impide que el niño acuda al colegio en unas condiciones muy similares a las de sus compañeros, el papel del cuerpo docente es clave. Particípale y, si puedes, pon en sus manos toda la información que consideres relevante para que la tenga en cuenta; cuanto más precisa sea, más personalizado podrá ser el trato que le brinden al niño.

Practicar el autocuidado. Para hacer felices a los demás, tenemos que ser felices nosotros; sucede igual con el cuidado. Para cuidar a los demás, tenemos que cuidarnos nosotros mismos.

Transita el duelo.  Al sentir que la situación rompe con nuestras expectativas, elaboramos lo que en psicología se llama: un duelo. Aunque en muchos momentos se llega a pensar que los duelos solo se asocian al fallecimiento de alguna persona cerca, no es así. Como afirma la psiquiatra estadounidense Elisabeth Kübler-Ross, también está relacionado con aquello que nos genera un sentimiento de pérdida, tal cual ocurre en el momento que te enteras de la discapacidad de un hijo y que la debes afrontar.

Asiste a terapia psicológica. En la psicoterapia encontrarás un contexto asistido, para gestionar toda esa tormenta emocional que te angustia tanto.  La familia o los amigos juegan un papel relevante, pero nunca te dotarán de los recursos de los que te provee un especialista.

Intenta no culparte. La culpa es algo que nos persigue, es una emoción que pesa como un plato y no siempre la aguantamos. Sobre todo, cuando se trata de los hijos, son muchos los padres que sienten que fue su responsabilidad que el menor tuviera algún problema, ya fuera de movilidad o intelectual.

Apóyate en la familia. Es el momento de buscar refugio, recogimiento. Es probable que la noticia aumente nuestra vulnerabilidad psicológica, por lo que será un buen momento para que nos dejemos cuidar. Asimismo, quizás encontremos en la familia una comprensión que vaya más allá de la empatía, ya que tal vez la situación también tuvo un impacto emocional en ellos.

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Normas sociales básicas que debemos enseñar a los niños.

Las normas sociales son un conjunto de reglas que rigen los comportamientos y conductas de las personas que vivimos en sociedad, con el fin de garantizar una convivencia pacífica y respetuosa.

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Inculcar buenos modales a los niños es una de las mayores preocupaciones que solemos tener como padres, incluso docentes. Ahora bien, enseñar a los niños a comportarse según las normas de convivencia de nuestra sociedad a veces puede parecer una misión imposible, sobre todo cuando son muy pequeños y no nos prestan demasiada atención.

Saludar y despedirse. Saludar cuando vemos a alguien. Pero, ¡ojo! Enseñar a saludar no significa obligar al niño a besar o a abrazar a los demás. Despedirse correctamente cuando abandona un lugar. Dar los buenos días o buenas tardes de manera formal, cuando nos presentan a alguien, atendemos una llamada de teléfono, llegamos a un sitio nuevo, nos dirigimos a una persona…

Pedir las cosas “por favor”. Pedir las cosas “por favor” no solo es una manera cortés de solicitar algo, sino que ayuda a conectar con la otra persona, y le expresa respeto, consideración y reconocimiento por su esfuerzo.

Dar las gracias. Dar las gracias implica reconocer la bondad, la predisposición o la actuación de una persona. Se trata de una palabra sencilla, pero cuyo potente significado nos acerca a los demás y genera emociones positivas, tanto en el otro como en nosotros mismos. Igualmente, es bueno enseñar a los niños a valorar y agradecer lo que tienen,  así como a reconocer que las cosas no se consiguen por arte de magia, sino que implican esfuerzo, trabajo y constancia.

Disculparse. Pedir perdón cuando hemos cometido un error, o cuando las consecuencias de nuestros actos afectan a otros física o emocionalmente, nos ayuda a crecer y mejorar como personas. Pero al igual que debemos enseñar a los niños a disculparse, también es bueno enseñarles a aceptar el perdón de los demás y no guardar rencor en nuestro corazón.

No gritar cuando habla. Es muy habitual que los niños griten, no solo a la hora de expresar sus emociones, sino como una forma de hacerse notar o incluso cuando hablan y se relacionan con los demás. Sin embargo, esta forma de comunicarse resulta especialmente molesta, por lo que es importante enseñar a los niños a hablar en un tono de voz calmado y relajado,  evitando subir el volumen de voz.

Esperar el turno para hablar. Interrumpir las conversaciones es un comportamiento muy normal en los niños. Su naturaleza impulsiva y espontánea, su sentido de la inmediatez (cuando tienen algo que contarnos quieren hacerlo ya) y su falta de adquisición de las normas sociales, hace que no sean capaces de entender que lo que están haciendo no es correcto. Por eso, entre las normas básicas que debemos enseñarles en lo relativo a este aspecto, destacan las siguientes:

·        Escuchar a los demás cuando están hablando y no cortar ni interrumpir su discurso.

·        Mirar a los ojos al interlocutor y poner toda nuestra atención en lo que nos está contando.

·        Responderle cuando corresponda.

No olvidemos que aprender las normas sociales implica tiempo y madurez. El aprendizaje del niño es un proceso evolutivo que requiere de nuestro acompañamiento respetuoso.

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FAMILIA

¿Qué tipo de juegos son los mejores para los niños?

El juego debería ser socialmente interactivo. Este tipo de juego permite a los niños comunicar ideas y entender a los demás mediante la interacción social, sentando las bases para construir un conocimiento más profundo y unas relaciones más sólidas.

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No se basa necesariamente en juguetes: Ellos tienen la capacidad de crear con lo que los rodea, no necesitan un juguete para dejar volar su imaginación. Este tipo de juegos fomentan la creatividad, encontrando soluciones a problemas, los ayuda a asumir su propia vida de la mejor manera, les permite interactuar con el mundo que les rodea, ejercita la atención, la concentración y la memoria, además es una excelente herramienta para afianzar vínculos y es otra forma de aprendizaje. El juego necesita de un tiempo: los niños deben jugar a diario, necesitan que nosotros les facilitemos ese tiempo cada día.

Cómo fomentar el juego positivo en los niños

A continuación, compartimos consejos para los adultos, padres y cuidadores que harán que fomentemos esta importante actividad en el desarrollo integral de nuestros niños:

1.   Lean cuentos, pero déjalo inventar el final.

2.   Practiquen actividades artísticas: Dibujar, cantar, bailar.

3.   Hacerles preguntas fuera de lo común.

4.   Fomentar su curiosidad. Establecer un espacio para la creatividad, disponer de un lugar físico, aunque también está en nuestra creatividad crearlos, tener diferentes elementos que ellos puedan utilizar para crear y divertirse. 

5.   Dejar que se equivoquen, que cometan errores, esto va a apoyar valores potentes como la autoconfianza y la resiliencia. 

6.   Jugar y crear con ellos, cuando ellos nos inviten a jugar disfrutemos de esos momentos, dejemos de lado de pronto el cansancio, esto además nos relaja y nos da vida. 

7.   Descubrir que les gusta y de acuerdo con eso incentivar la creatividad, la invitación es que conozcamos a nuestros niños, sus talentos y virtudes. 

8.   Escucharlos, es decir fomentar la libertad de expresión.

9.   Promover que sean curiosos e investiguen.

10.  De nuestra parte amor, tiempo y disposición siempre.

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