Sin dudas la organización de las finanzas personales es una tarea que requiere tiempo, compromiso, metodología y paciencia, algo que a veces descuidamos dadas las obligaciones de cada día; algunas personas incluso sin tomar algún paso a favor de organizarlas, se preguntan incluso por qué no avanzan o por qué no parece mejorar el escenario ante sus ojos. Si realmente queremos tener una economía doméstica y familiar libre de sobresaltos, debemos ocuparnos a fondo a trabajar en ello, solo alcanzado pequeñas metas podremos construir eso que los motivadores llaman paz en las finanzas.
El primer paso cuando comenzamos cualquier análisis en torno a nuestras finanzas es preguntarnos en qué punto se encuentran nuestras finanzas personales, tenemos que determinar claramente cuál es nuestro punto de partida para elaborar los pasos que promuevan un mejor balance de nuestra situación económica. Establecer cuáles son nuestros activos, incluyendo ahorros, dinero y propiedades y cuáles son nuestros pasivos, considerando las deudas y pagos que tengamos que realizar, nos brindará las reales proyecciones de nuestra propia economía.
Pasos en los que debe centrarse:
1. Motivaciones: Fijarse objetivos personales, educativos, familiares, de inversión, etc.
2. Acciones: Para salir de las deudas pendientes, debemos exigirnos mas control, mejores decisiones sobre nuestros gastos en el consumo y eso redundará por su puesto en ahorros.
3. Constancia-Seguimiento: En toda planificación financiera, el exceso va a impedir que podamos cumplir objetivos claros y concisos, nuestra capacidad de decisión financiera, persistencia y responsabilidad personal, evitará que sigamos atravesando ese incierto camino de las deudas financieras.
Tal y como vemos, todas las economías domésticas son susceptibles de una planificación y organización financiera en mayor o menor medida, en este sentido, cuanto antes llevemos a cabo el orden propuesto, mejor podremos optimizar nuestros recursos financieros para conseguir nuestros objetivos propuestos.
