Consejos

Con trucos muy sencillos la ciencia te explica cómo abrigarte las manos y los pies para no pasar frío.

A la hora de entrenar con climas fríos, o simplemente de salir a la calle, es recomendable utilizar algunas claves que nos permitan retener el calor y evitar el frío.

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A unos días de la llegada del invierno al hemisferio norte las lluvias ya están aquí y las temperaturas caen un poco más cada día. Al igual que la comida adecuada es necesaria para la salud, la ropa correcta es indispensable para el frío.
 
Las tres claves contra el frío.

En términos generales, hay tres grandes trucos  para mantenerse en calor. Dos de ellos tienen que ver con la ropa: vestirse con varias capas (varias capas finas funcionan mejor que solo una gruesa porque ayudan a generar una transición térmica más estable; sobe todo, si rematamos con un cortavientos) y taparnos la cabeza (no porque se pierda mucho calor por ahí, que también, sino porque muchos indicadores fisiológicos del frío tienen que ver con ella y tenerla fría bloquea mecanismos que ayudan a calentarnos como tiritar).

El tercer truco es aún más básico: mantenernos activos (la actividad física acaban elevando la temperatura de nuestro cuerpo y, siempre que no generemos un calor excesivo que active mecanismos como la sudoración o la vasodilatación, es una buena idea). Parecen cosas sencillas, casi intrascendentes, pero son las “intervenciones” con mayor capacidad de mantenernos calientes. No obstante, son cosas generales y lo cierto es que si hablamos de mantener el calor, merece la pena que nos detengamos en los pies y las manos.

Nuestro cuerpo se adapta a las condiciones del entorno y su labor fundamental es la de preservar la vida. Cuando comenzamos a tener frío nuestro organismo se centra en proteger los órganos más importantes dejando de lado al resto del cuerpo “menos importante”. Al disminuir la temperatura corporal la sangre se concentra en irrigar el tronco, habitáculo de los órganos vitales, y cae el flujo de sangre a extremidades, especialmente manos y pies. Además, estas zonas pierden calor con más facilidad debido a sus características dermatológicas.
Esa es la razón principal por la que tenemos manos y pies tan fríos, motivo por el que tenemos que protegerlos especialmente. Para las manos bastará con unos guantes aislantes e impermeables si hay lluvia. El mismo comportamiento tendremos con los pies que deberemos proteger con calzado que no deje entrar el frío y ayudado con unos calcetines aislantes.

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