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Dar desde el corazón (comunicación no violenta o empática).

Las palabras son un arma de doble filo que pueden construir profundas relaciones, pero que también tienen el poder de destruirlas y herir a los demás. Aprender a hablar desde el corazón, cuidar nuestro lenguaje, en definitiva nuestra comunicación, es esencial para mantener relaciones sanas.

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Las palabras son un arma de doble filo que pueden construir profundas relaciones, pero que también tienen el poder de destruirlas y herir a los demás. Aprender a hablar desde el corazón, cuidar nuestro lenguaje, en definitiva, nuestra comunicación es esencial para mantener relaciones sanas. De ahí la importancia de la comunicación no violenta o empática.

Marshall Rosenberg, psicólogo estadounidense, desarrolló a inicios de los sesenta este nuevo tipo de comunicación mientras estudiaba los factores que afectan a nuestra capacidad de ser compasivos. Su intención era dar respuesta a dos interrogantes que le preocupaban desde su infancia: ¿Qué nos desconecta de nuestra naturaleza solidaria y nos lleva a comportarnos de manera violenta y abusiva? y ¿por qué algunas personas son consecuentes con esta actitud solidaria incluso en las circunstancias más adversas? El resultado fue el desarrollo de la comunicación no violenta. Veamos de qué trata.

La comunicación no violenta o empática
Gran parte de nuestras relaciones se deterioran porque no sabemos comunicarnos e incluso muchos conflictos surgen por este motivo. Creemos que comunicar es hablar y se nos olvida la otra parte fundamental: escuchar.

Una alternativa para solucionarlo es la comunicación no violenta o empática que propone Rosenberg, fundamentada en dar desde el corazón. A través de ella, seremos capaz de conectar con nosotros mismos para luego conectar con los demás, permitiendo así que aflore nuestra compasión natural.

Este tipo de comunicación se basa en aquellas habilidades relacionadas con el lenguaje, verbal y no verbal, que permiten que sigamos siendo humanos incluso en condiciones extremas. Es decir, con este enfoque lo que se pretende es controlar los impulsos, por muy tentadoras que sean las condiciones para que estos se hagan con el controlDe esta manera podremos mantener la comunicación sincera y auténtica que nace de nuestros corazones.

Como vemos, no es nada nuevo. Hace siglos que se conocen todos los elementos que componen este tipo de comunicación, solo se trata de sacarlos del baúl de los recuerdos, ser conscientes de ellos y aplicarlos en nuestro día a día.

La comunicación no violenta o empática nos ayuda a reestructurar nuestra forma de expresarnos y de escuchar a las personas con las que nos relacionamos.

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