Por eso, aprender a mantener el equilibrio es fundamental para el desarrollo de la vida cotidiana, y la forma de contribuir a su maduración, es la actividad física. Así que, montar bicicleta, correr o simplemente caminar, requieren de entrenamiento para coordinar los movimientos y facilitar el correcto desplazamiento del cuerpo.
Equilibrio en un solo pie. Haz que el niño se ponga con un pie en el suelo y el otro sobre un banquito de su tamaño.
Tablas de balanceo. Una tabla de balanceo o equilibrio es una superficie de plástico o madera que tiene una forma curva por debajo. Son consideradas entre las actividades que favorecen el equilibrio, desarrollan los sentidos y potencian la musculatura, recomendadas en niños que ya pueden caminar.
Caminata sobre cintas. Pega dos líneas de cinta de color sobre el suelo para simular una barra de equilibrio. En los primeros intentos, ubícalas a una distancia de unos quince centímetros para que tenga un margen más ancho. Luego, para aumentar el nivel de dificultad deja solo 10 centímetros entre ellas. El niño debe caminar por el espacio entre las cintas y, si toca una de ellas, volver al inicio de la ruta.
Rayuela. Este tradicional juego es un maravilloso ejercicio para mejorar el equilibrio de los niños y pasar un rato divertido en familia. Para jugarlo, traza la figura con líneas y pídele a tu hijo que haga todos los saltos y movimientos con un solo pie.
Balance en el trampolín. En un trampolín instalado a una altura segura para el niño, invítalo a pararse sobre un pie en el extremo. Para exigirles un poco más de esfuerzo, haz que otra persona camine a lo largo de la superficie y que el pequeño conserve su postura. Es una actividad adecuada para el desarrollo físico y también puede ser muy divertida.
Pelotas de gimnasia. Otra excelente actividad para ejercitar el equilibrio del niño es sentarlo sobre una pelota de gimnasia o Fitball. El reto es que no puede poner los pies sobre el suelo. Si le resulta muy fácil, proponle realizar otra tarea mientras conserva esa posición. Un buen ejemplo sería un juego de mesa mientras permanece sobre la bola.
Montar en bicicleta. Sin duda, una de las actividades que más contribuye a mejorar el equilibrio de los niños es montar en bicicleta. Haz que empiece con un nivel de complejidad bajo y que use las que tienen ruedas de apoyo. Una vez que se haya apropiado de movimientos para desplazarse y sientas que está listo para el siguiente paso, retíralas.
En el caso de los bebés. Además de estos 7 ejercicios señalados, existen otras alternativas para trabajar el equilibrio si se trata de un bebé. En este particular, puedes balancearlo en tus brazos o, si estás sentada en una mecedora, ayúdalo a adoptar distintas posiciones, siempre adecuadas a su edad y según la pauta del pediatra.
Utilizar el portabebés tipo canguro (o la técnica del «porteo ergonómico», como está descrito en la Revista de Pediatría Integral por los especialistas E.S. López Acuña y M.A. Salmerón Ruiz) resulta un buen recurso para practicar la posición vertical. De igual modo puedes probar, sentados en el piso, a levantarlo tomándolo por las axilas para estimularle el reflejo de la marcha. Y si ya está dando sus primeros pasos, le haría bien caminar descalzo por suelos irregulares como la arena de la playa o el césped.
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