La respuesta es SÍ. Emociones como la felicidad, el enojo, la ira, etc, afectan no solo nuestras relaciones interpersonales, sino también nuestros bolsillos. Estudios indican que es más fácil tomar decisiones financieras y desarrollar hábitos respecto al dinero, en orden racional y lógico, más que emocional; sin embargo, la realidad es que ambos procesos están estrechamente ligados a nuestros sentimientos, baste solo recordar cómo algunos gastos inesperados o deudas por saldar, nos producen un alto estrés y ansiedad mientras vemos avanzar nuestras quincenas y el aumento de los intereses.
Muchas personas se preguntan cómo establecer una relación sana con las finanzas, y hoy le presentamos algunas estrategias que puede aplicar:
1. Definir un presupuesto separado y exclusivo para esas celebraciones familiares, establecer un límite le ayudará a crear grandes y pequeñas metas.
2. No tome decisiones a la ligera respecto a sus deudas, sin antes conocer sus cargos e intereses, o cuando esté enojado, lo que aplica a muchos aspectos de la vida, incluido el dinero.
3. No malgaste su dinero. Cuando una persona no se siente valiosa y siente lástima por sí misma, puede comenzar a comprar como una forma de compensar sus “deficiencias”. Una baja autoestima es el detonante de compras compulsivas para lograr ese sentimiento de pertenencia.
4. Finalmente, evite invertir en cualquier activo sin antes informarse lo suficiente. Recuerda que ninguna inversión te hará rico de la noche a la mañana, no pongas en riesgo el capital que tanto esfuerzo te cuesta ganar. Lo importante es controlar la ansiedad, y no dejarnos llevarnos por el estrés de ceder a una propuesta comercial.
