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Mi hijo no quiere ir a la escuela: ¿por qué y qué hago?

¿Tú hijo no quiere ir al colegio? ¿Qué causa este tipo de comportamientos? ¿No sabes qué hacer en esta situación? Sigue leyendo y encuentra las respuestas a estas preguntas.

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Existen múltiples razones por las que tu hijo no quiera ir a la escuela. Este tipo de rechazos es un problema complejo que hunde sus raíces en diferentes causas:

  • Miedo a separarse de sus padres.
  • Temor a diversos eventos relacionados con la escuela como ser golpeado por un compañero, ser objeto de burlas, ser criticado en clase, hablar delante de la clase, ser enviado al director, hacer exámenes, desvestirse a la hora del deporte; posible diagnóstico de fobia específica o social.
  • Problemas de ansiedad generalizada o depresión. 

Si tu hijo no quiere ir a la escuela, de un día para otro, después de haber estado asistiendo contento a él, es una señal de que algo le ha sucedido. Si su negativa a asistir se presenta justo después de las vacaciones, es comprensible que no desee asistir porque en casa está feliz con sus juguetes y sin las responsabilidades de hacer las tareas de la escuela.

Otro motivo que puede desembocar en el rechazo de la escuela es un cambio en casa, en la dinámica familiar. Un divorcio,  la falta de afecto o los conflictos entre los padres pueden generan un natural sentimiento de inseguridad en el menor.

Otra causa podría ser un problema de salud. Tal vez el problema comience a manifestarse a través de este rechazo. Y hemos dejado para el final el acoso.  Los estudios de la UNESCO (2019) apuntan a que casi uno de cada tres (32 %) niños en todo el mundo ha sido víctima de acoso de manera puntual y 1 de cada 13 (7,3 %) lo habría sido de manera continuada.

¿Qué puedes hacer si tu hijo no quiere ir a la escuela?

1. Conversa abiertamente con tu hijo para ayudarlo con los problemas escolares que puede estar teniendo. 
2. Si observas que tu hijo tiene problemas para salir de casa y visitar otros lugares, entonces el problema podría no estar en la escuela sino en él.
3. Ayúdale a nombrar sus sentimientos, a pesar de que le cueste. Por este motivo, es necesario que trabajes con tu hijo su agilidad emocional para que tenga las estrategias necesarias para contarte lo que siente.
4. Comunícate con los docentes de tu hijo y pregúntales cómo le va, si se lleva bien con sus compañeros o si ha sucedido algo anormal. 
5. En los juegos y dibujos los niños reflejan la realidad que están viviendo. Obsérvalo cuando juegue con muñecos, escucha los diálogos y pon atención a la situación que ha reproducido.
6. Si la situación con tu hijo continúa sucediendo y no encuentras respuestas, es necesario que solicites la ayuda de algún profesional.

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