Consejos

Objetivo a la mira: ¡Hábitos de alimentación saludable para los niños!.

Es, sin duda, un paso muy importante en la prevención de la obesidad (infantil y adulta), junto a la aparición de otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia.

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El proceso de alimentación, las porciones suficientes, los nutrientes o suplementos que los hijos necesitan desde que son pequeños (incluso desde que empiezan la alimentación complementaria), son preocupaciones fundamentales para muchos padres, no solo por los beneficios a nivel físico para los niños, sino también para establecer de forma temprana una relación sana con la comida. Es, sin duda, un paso muy importante en la prevención de la obesidad (infantil y adulta), junto a la aparición de otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia. Es importante tener en cuenta que estos cuidados sobre la alimentación de los niños deben ir unidos a otros aspectos como hacer deportes, llevar un descanso correcto y al bienestar en general dentro del hogar; los padres no deben pasar por alto que premiar o castigar a través de la comida, no es lo mas recomendable, tampoco hablar de dietas, porque básicamente, los niños no deberían tener que preocuparse nunca por su peso, esa es nuestra responsabilidad.

Consejos a los padres:

1. Establecer rutinas y horarios adecuados: Desayunar sin prisas, velando por dar a los niños los nutrientes que necesitan para empezar el día con energía. Un desayuno debe contener lácteos, frutas, cereales (preferiblemente integrales), grasas saludables y protectoras como el aceite de oliva y los  frutos secos y proteínas (carnes, huevos…). La idea es elegir al menos tres de ellos e ir variando cada día para ir creando el hábito poco a poco.

2. Enseñarles sobre alimentación, cómo combinarlos, por qué son importantes unos y otros y porqué es importante comer sano. Sin una base lógica y fuerte es imposible construir unos hábitos saludables que perduren en el tiempo.

3. Huir del azúcar y los alimentos ultraprocesados, que están ganado terreno en la alimentación de nuestros hijos y es nuestra responsabilidad hallar el equilibrio por el bien de su salud. Ante la duda, elija siempre alimentos frescos y que no vengan preparados.

4. No obligarles a comer: A veces puede ser frustrante para los padres,  pero es fundamental respetar su derecho a decidir y entender que al igual que nos ocurre a los adultos, hay momentos en los que comer nos apetece más que otros. Obligarles de forma continuada puede ser la semilla que desencadene un trastorno de la alimentación (por ejemplo, acostumbrarse a dejar el plato vacío a pesar de estar sobradamente satisfecho). Además, hay estudios que alertan de que obligar a los niños a consumir alimentos como frutas y verduras podrían incluso tener el efecto contrario.

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