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Tu pareja, tu mayor espejo.

La pareja es el espejo donde se proyectan nuestras mayores virtudes y nuestros mayores miedos. Aprende a reconocer el reflejo para ser más felices.

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Todas las personas con las que tenemos relaciones significativas funcionan para nosotros como espejos. Proyectamos en la interacción con ellos nuestras virtudes y nuestros defectos. Aquello que nos encanta de una persona y también lo que más odiamos de ella, habla de nosotros mismos.
 
Cuanta más cercanía e intimidad  haya en una relación, más nítido será el reflejo. Es por esto que nuestra pareja se convierte en la mayor proyección de todas nuestras virtudes y todos nuestros aspectos por sanar.

El problema surge, precisamente, cuando la interacción con la pareja nos muestra nuestra propia sombra. Esa parte de nosotros mismos que no nos hemos permitido ver y que no reconocemos como propia. Aquella de la que no tenemos conciencia y que rechazamos totalmente. Por ello, cuando nuestro compañero arroja luz sobre ese área desconocida o evitada de nosotros mismos, reaccionamos. Nuestra pareja nos obliga a mirar de frente nuestros asuntos olvidados y eso nos enfurece y nos asusta.

¿Cómo se manifiesta el espejo?
Es importante saber que el reflejo se produce de diversas formas, y no siempre es de manera lineal. Si sientes que tu pareja es desconsiderada contigo y no te tiene en cuenta, no quiere decir que tú le hagas lo mismo a él. 

La relación con tu pareja te estará mostrando cómo tú misma no te tienes en cuenta. Por eso saltas ante cualquier conducta de independencia de tu compañero. El problema no es que él te quiera dejar de lado, es que te lo estás haciendo tú.
 
¿Cómo usar el espejo con tu pareja?
· Tomar responsabilidad por lo que está ocurriendo en la relación y dejar de culpar al otro.
· Ser consciente de que el conflicto me está enseñando algo que no he trabajado a nivel personal.
· Antes de reaccionar en automático, preguntarme por qué me ha molestado esa conducta y qué tiene que ver conmigo y con mi historia.
· Conocer nuestras heridas y trabajarlas para que no guíen nuestro presente.
· Ser consciente de que si deseo una pareja madura, responsable, atenta y amorosa, primero tengo que darme todo eso a mi misma.

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