Mientras la nación americana sostiene una fuerte lucha contra la variante Delta del coronavirus (más de 30, 000 casos por día), y aún se dividen las opiniones sobre recibir o no las “dosis complementarias”, de una vacuna que se introdujo en diciembre pasado como “uso de emergencia” aun sin disponer de todos los estudios o ensayos clínicos para juzgar la seguridad de la inyección, este lunes en Washington, EEUU anunció la aprobación total de la vacuna COVID-19 de Pfizer y la gigante alemana BioNTech, respaldada ahora por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Algunos analistas consideran que la medida puede incentivar el debate y estimular más mandatos de vacunación por parte de empresas, universidades y gobiernos locales, haciendo caso omiso a quienes decidan no administrar la vacuna. Ha trascendido en medios nacionales que el presidente Biden exige a los trabajadores del gobierno que firmen formularios que atestigüen que han sido vacunados o que se sometan a pruebas periódicas y otros requerimientos.