Dios conoce el daño que el pecado trajo a nuestra vida mucho más profundamente de lo que nosotros mismos estamos conscientes y necesitamos a Dios y solo a Dios, para restaurar todo lo perdido.
EL pecado entró al mundo y la vida se nos dañó. Somos constantemente atacados o propensos a caer enfermos, tener escases, a vivir ciegos de los peligros y no saber qué camino tomar, vivimos a la deriva, estamos conscientes que todos moriremos algún día y lo peor de todo, sin Jesús, nos espera la muerte eterna.
Cuando Jesús vino a la tierra, el pueblo de Israel estaba esperando al Mesías como aquel libertador de lo que ellos creían era su gran enemigo: el gobierno de Roma. No hay razón para juzgarles, Roma les había hecho esclavos, pobres y vivían temerosos.
En la vida nos ocurre que buscamos el culpable de todos nuestros problemas y al mismo tiempo no entendemos o se nos olvida cual es el verdadero problema y cuál es nuestro verdadero enemigo. El verdadero problema es el pecado original que entró a la tierra por medio de Adam y con ello entró todo lo demás que vino a destruir nuestras vidas.
Tal vez tú te identificas conmigo, te cuento que las frustraciones que viví en mi pasado, la escasez, la religiosidad, mi propio pecado y el vivir a la deriva, hacían que yo le temiera al futuro; lo veía con desesperación y cierta apatía, y comencé a murmurar y quejarme, en lugar de vivir agradecida. Descubrí que esto le quita el buen sabor a la vida; pero por medio de la victoria de Jesús, el Mesías, como se relata en el evangelio de Juan, Dios me ha llamado a volver a la dulce ocupación de creer, confiar, tomar en serio sus victorias y vivir con su gozo.
Te invito a conocer mi nuevo Libro Victorioso, en él estamos estudiando el paralelismo que existe entre el Salmo 78 del Antiguo Testamento y las señales de Jesús que se encentran en el libro de Juan, puesto que, en el Salmo 78 el autor nos entrega una parábola y dice que debemos reconocer y entender el significado de todas las cosas que en la Biblia se nos habla acerca de los milagros, las señales que Dios ha hecho desde el principio en favor de su pueblo, que nosotros como padres de familia debemos recordarles a nuestros hijos dejándoles saber las maravillas que Dios ha hecho en el pasado, y no solamente para que ellos sepan que Dios es poderoso, sino para que conozcan a Dios y su cuidado por su pueblo y todos puedan entender que se puede confiar en Dios: Él puede volver a hacer las mismas maravillas hoy en sus vidas.
Que nuestras generaciones puedan colocar su confianza en Dios, que es precisamente lo que Dios anhela, que tú confíes en él para que puedas recibir la victoria sobre tus verdaderos enemigos, que tú y tu casa pongan su esperanza él, que lo tomemos en serio. Él no es un Dios creado por la imaginación humana, él es el creador de todo lo que existe. El no aparece como un amuleto porque tú tienes una necesidad, Él existe desde la eternidad y es un Dios personal que puede ser conocido por medio de lo que se relata en su palabra, los hechos del pasado. Sus maravillas pasadas y presentes nos muestran que es todopoderoso, nos ama por encima de todo y merece nuestra confianza.
Escribí este libro pensando en ti, que crees que batallas sola, y tal vez estás lista para darte por vencida, cuando ya Jesús derrotó a todos sus enemigos de forma aplastante (Salmos 78: 66).
Descubre mucho más en este precioso libro de estudio, explora las maravillas del victorioso Jesús en el evangelio de Juan.
Adquiérelo visitando: rebecasegregre.org/victorioso
