Pero esto no significa que debamos abandonar a nuestros hijos a su suerte. Los niños no nacen sabiendo ni “vienen de serie” con las herramientas emocionales necesarias para saber gestionar un conflicto. Necesitan de nuestra ayuda para aprender de una manera respetuosa y positiva. En este sentido, la Disciplina Positiva cuenta con herramientas que podrían ayudarnos, como las que a continuación os compartimos.
El error, base del aprendizaje. El error es la única forma que tienen los niños de entender las consecuencias de sus actos y aprender de ellas. No en vano, en la Disciplina Positiva el error es considerado como una maravillosa oportunidad de aprendizaje y adquisición de nuevas habilidades para la vida.
Preguntas de curiosidad y enfoque en soluciones. A la hora de resolver un conflicto, las preguntas de curiosidad son la mejor manera de invitarles a pensar en lo sucedido, pero también a enfocarse en soluciones, otra de las herramientas estrella de la Disciplina Positiva. El enfoque en soluciones fomenta en los niños la resolución de conflictos y la toma de decisiones de forma autónoma, además de enseñares de cara a un futuro cómo actuar en caso de verse en una situación similar. Poco a poco, a medida que vaya creciendo será capaz de hacer este ejercicio de forma autónoma y buscar las soluciones a los problemas por sí mismos.
Tiempo fuera positivo. Se trata de un tiempo de desconexión voluntario que se toma el niño ante un conflicto o una situación que le desborda, con el objetivo de volver a recuperar el estado de calma. Una vez alcanzado ese estado, será más fácil que el niño reflexione sobre lo ocurrido y se involucre en la búsqueda de soluciones.
Opciones limitadas. Nuestro día a día está lleno de pequeños conflictos como estos que poco a poco van desganándonos y haciéndonos perder la paciencia. Para evitar llegar a ese punto, al tiempo que fomentamos la autonomía del niño, toma de decisiones y sentido de la responsabilidad, tenemos la herramientas de las opciones limitadas.
Juntas de familia. Las juntas o reuniones de familia son una de las muchas herramientas con las que cuenta la Disciplina Positiva para ayudarnos en la educación de nuestros hijos, afianzar nuestros vínculos y conseguir la armonía y el bienestar familiar que todos deseamos. Este tipo de reuniones nos permiten resolver los problemas o conflictos de manera democrática, generando ideas entre todos los miembros de la familia y buscando soluciones conjuntas.
Conexión antes que corrección. Aunque quizá no siempre seamos conscientes de ello, lo cierto es que nos pasamos la vida corrigiendo a nuestros hijos, remarcando sus errores y recordándoles todo aquello que no pueden hacer. Pero poniendo el foco en la corrección continua nos olvidamos de lo realmente importante: el poder de la conexión. Cuando conectamos emocionalmente con nuestros hijos somos capaces de ver más allá de una conducta y, por tanto, de atender debidamente sus necesidades. Y cuando un niño siente que es escuchado y tenido en cuenta su comportamiento mejora y se evitan muchos de los conflictos cotidianos que tanto nos irritan.
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