Familia

¿Está mi hijo sobreestimulado? Cómo afecta la sobreestimulación a bebés y niños.

Los niños sobreestimulados, como la propia palabra indica, reciben una estimulación excesiva en su día a día, ya sea porque su entorno les estimula constantemente, porque hacen un uso excesivo de las pantallas o porque están apuntados a muchas actividades extraescolares

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Los niños sobreestimulados, como la propia palabra indica, reciben una estimulación excesiva en su día a día, ya sea porque su entorno les estimula constantemente, porque hacen un uso excesivo de las pantallas o porque están apuntados a muchas actividades extraescolares, entre otras causas. Pueden ser bebés o niños más mayores.
 
Una señal de la sobreestimulación es el llano creciente  así, el bebé empieza con una lenta escalada de llanto hasta que esta es tan fuerte que su rostro se enrojece, la inquietud motriz es otra señal de sobreestimulación, el bebé aprieta los puños, empieza a patear y/o agita sus brazos en el aire de forma rápida y brusca, puede también frotarse los ojos con las manos o tironearse las orejas y la respiración acelerada, puede indicar que se siente sobreexcitado y que necesita descansar.

Cuando nuestros hijos están sobre estimulados por diferentes razones, podemos notar algunas consecuencias negativas en ellos por eso optar por numerosas actividades extraescolares, a salir de la zona de confort, a apuntarse a mil planes… o en el caso de los bebés, estimularlos para favorecer su desarrollo, puede ser muy positivo para los niños; pero, y como en todo, ¡hasta cierto punto!

Por ello debemos tener mucho cuidado de no sobrecargarlos ya que la sobreestimulación afecta negativamente a la capacidad para concentrarse; lo que se conoce como atención sostenida, aumentan los niveles de ansiedad y estrés.

Cuando nuestros hijos se encuentran en varias actividades a la vez, pueden llegar a sentirse muy abrumados, y más si se trata de algo que no les gusta. Aprender muchas cosas no es garantía de éxito, y mucho menos de felicidad. La felicidad tiene más relación con hacer menos cosas que se disfruten de verdad.

Dales la oportunidad de escoger qué quieren hacer: ¿pasar el fin de semana en el campo o descansar? ¿Leer un libro o dormir? ¿Apuntarse a alguna actividad o a más de una? ¿A cuáles? Esto le liberará presión y reducirá la probabilidad de que se sienta sobreestimulado. Recuerda que es un niño, y que tiene derecho ¡a sentirse libre!

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