Familia

Frases que debemos evitar decirle a un niño con alta sensibilidad y cómo darles la vuelta.

Los niños altamente sensibles poseen una serie de particularidades que les hacen percibir, entender y experimentar el mundo y las cosas que les rodean, de forma más intensa. Pueden sentirse abrumados por sus propias emociones, además de incomprendidos, cuando las personas de su alrededor no acaban de conectar con ellos o recurren a frases que deberíamos evitar con un niño con alta sensibilidad.

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Es muy importante cuidar nuestro lenguaje con los niños, para que éstos se sientan acompañados como se merecen, tengan o no alta sensibilidad, con sus puntos fuertes, sus puntos de mejora, su personalidad y su esencia. ¿Qué no decirle a un niño con alta sensibilidad, y cómo podemos reformular estas frases?

“No hay para tanto, estás exagerando”
Con frases como esta estás invalidando sus emociones y sus sensaciones. Frases alternativas a esta y que no dañarán su sensibilidad pueden ser: “entiendo que esto te afecte mucho, ¿me lo puedes explicar mejor”, o “¿esto te afecta mucho verdad? ¿cómo te sientes?”. Es decir, en lugar de juzgar, preguntar, empatizar.

“No te quejes tanto”
Muchas veces estos niños recurren a la queja  porque les cuesta gestionar una situación, se sienten abrumados por los estímulos del entorno, o cualquier otra razón.
En lugar de recurrir a esta frase, podemos optar por un “entiendo que estás saturado [o que no te sientes bien], pero ¿puedes expresar lo que te ocurre de otra forma?”
 
“¡Qué sensible eres!”
Aunque pueda parecer una frase neutra, lo cierto es que, en según qué contexto, y según el tono que utilicemos para decirla, puede llegar a ser dañina para el niño. Y es que éste puede tomársela como si ser sensible fuera algo negativo.
En lugar de esta frase, podemos usar un “¿qué es lo que te ocurre?”, “¿esto que me cuentas te afecta mucho no? ¿cómo puedo ayudarte a sentir mejor?”.
 
“Siempre te agobias muy rápido”
Quizás sí son niños que se agobian fácilmente (o rápidamente), pero lo hacen en determinados ambientes Y tienen sus razones.
Por ello, insistimos en evitar el “siempre” en las frases. Y también, en cambiar esta frase por una pregunta; por ejemplo: “¿Te estás agobiando? ¿dónde te sentirías más cómodo?”, etc.
 
“¡Nunca te concentras!”
Lo que ocurre muchas veces es que la sobreestimulación embotella su cabeza y no les permite procesar tanta información.
Si tu hijo es altamente sensible y tiene dificultades de concentración, no le digas esta frase; opta entonces por “¿hoy te cuesta más concentrarte no?”, o “¿hay días que te cuesta más concentrarte? ¿qué puede ayudarte a centrar la atención?”.

“No es nada, ¡olvídalo!”
Ni los niños ni las personas olvidamos las cosas porque nos digan que tenemos que olvidarlas. Por otro lado, en esta frase también hay una invalidación de lo que siente el niño; “no es nada”. Puedes reformularla con un, “¿esto te afecta mucho, verdad?”, “ya verás como poco a poco esto se te olvida”.

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