Familia

La crianza compartida mejora la relación de pareja.

Según la ciencia, las parejas que comparten las responsabilidades de la crianza de sus hijos tienen una mejor calidad de vida. ¡Conoce las claves para lograrlo!

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Según una investigación llevada a cabo por el sociólogo Daniel L. Carlson, repartirse las tareas de la crianza alarga el tiempo de convivencia de las parejas con hijos. Cuando los miembros son cooperativos entre sí, se produce un efecto positivo en la pareja y vuelve a la convivencia más armoniosa y estable.
 
De este estudio se desprende que las parejas que dividen las responsabilidades domésticas manifiestan unos niveles de satisfacción mayores en su relación: discuten menos y tienen mejores momentos de intimidad. Por el contrario, en aquellos casos en los que la mujer se encarga de toda la labor de crianza, sus niveles de satisfacción son mucho menores y los conflictos son sus parejas aparecer con mayor frecuencia.
 
Recomendaciones para logar una crianza compartida
Ya hemos visto que el hecho de compartir la crianza repercute en la felicidad de la pareja, tanto en su relación como en su intimidad. Pero, ¿qué podemos hacer para educar en equipo? Vamos a ver algunas recomendaciones:

· Compartir un diálogo claro entre los miembros de la pareja, en el que se establezcan las responsabilidades de la crianza y la forma de repartirlas equitativamente.
· Cuando se toman decisiones hay que mantener siempre la calma.
· Si alguno de los miembros de la pareja se siente sobrecargado de tareas o responsabilidades, debe expresarle al otro lo que siente para lograr un acuerdo.
· Admitir que las tareas de crianza son agotadoras para ambos y que cuando se trabaja en equipo,  se alivia el cansancio y el estrés.
· No discutir nunca las cuestiones de la crianza o la educación de los hijos delante de ellos, independientemente de la edad que tengan.
· Cuando se imponga una consecuencia tras una mala conducta del niño, es importante que ambos progenitores actúen de la forma acordada. Por eso, es clave que las normas se establezcan de antemano.
· Trabajar en equipo. Si alguno tiene un mal día y le responde de mala manera al niño, el otro puede ayudarlo a regular adecuadamente esa reacción.
· Ser pacientes, hablar claro y de forma concreta. Y, sobre todo, estar seguros cuando se logran los acuerdos.
 
Si crees que en tu pareja esto no sucede, propón el cambio. Toma en cuenta estas recomendaciones para comenzar y ¡manos a la obra!

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