El hogar es la principal escuela de nuestros hijos. En casa aprenden valores, normas y el amor incondicional de la familia incluyendo la importancia de conocer a Dios.
Desde el punto de vista psicológico, es sumamente beneficioso para los niños conocer sobre este amor inmenso y protección de Dios para con nosotros; saberse amados y protegidos en todos los niveles los ayudará a estar más tranquilos y confiados. Si nosotros mismos, como adultos, encontramos sosiego en la presencia y compañía de Dios; entonces, ¿por qué no transmitir esta bendición a nuestros pequeños?
Si cultivamos la fe en Dios, es vital involucrar a los niños desde bebés con el fin de que se integren con naturalidad a las distintas actividades que practicamos para ejercitar nuestra fe. Durante el día existen varios momentos propicios los cuales podemos establecer esa hermosa conexión.
Al levantarse, se agradece a Dios por el nuevo día, por escucharnos, por guiarnos y protegernos. Dedicamos nuestras acciones a Dios y pedimos que nos ayude a actuar correctamente. Antes de comer, dedicamos unos minutos para dar gracias a Dios por los alimentos que vamos a consumir, asimismo en reunión familiar oramos por nuestras peticiones y meditamos en medio de la felicidad con agradecimiento.
Siempre es bueno recordar que la oración antes de dormir es una disciplina que puede formar parte de nuestra rutina y nos ayuda a descansar más confiados y relajados Además, es muy importante la lectura de la Biblia, actualmente existen versiones para bebés y para niños.
No olvidemos que ser padres es ser maestros de vida, y en nuestros hombros recae la responsabilidad de educarlos en la fe y el amor de Dios, enseña con el ejemplo porque familia que ora unida, permanece unida.