Familia

Los niños también tienen días malos: compréndelos y ayúdales a enfrentarse a ello.

A los niños les ocurre exactamente lo mismo, con la diferencia de que su entendimiento y escasa capacidad verbal les impide expresar lo que sienten; especialmente cuando son muy pequeños.

Published

on

Los seres humanos albergamos en nuestro interior un sinfín de sentimientos y matices. En la mayoría de las ocasiones, los adultos somos capaces de poner palabras a lo que sentimos, y de comprender el por qué de nuestro estado anímico. 

A los niños les ocurre exactamente lo mismo, con la diferencia de que su entendimiento y escasa capacidad verbal les impide expresar lo que sienten; especialmente cuando son muy pequeños. Y como se sienten mal, lloran y se comportan de un modo que, en muchas ocasiones, no es tolerado socialmente. 

En estos casos es importante no dar la espalda al niño, ni minimizar sus emociones o impedirle que afloren con frases como, por ejemplo, “no es para tanto” o “deja de llorar”. Permítele sentir y acompáñale en su sentimiento.

Además, será muy positivo para el niño si empatizamos con él y le decimos que “entendemos su sentimiento, pues a nosotros también nos ha pasado alguna vez”. Tener un día malo es algo universal a cualquier ser humano, y en ese momento podemos ser una gran ayuda para él compartiendo nuestra experiencia y mostrándole una posible vía para afrontar la situación.

Pero el hecho de que entendamos su sentimiento no significa que debamos aprobar su comportamiento si, por ejemplo, está siendo irrespetuoso con las personas que están a su alrededor.

Todo lo que hacemos tiene consecuencias, positivas o negativas. Aquí lo importante es explicarles cuáles son las consecuencias de sus actos, para que comprendan la razón e importancia de hacer o no hacer ciertas cosas.

Los niños no nacen con herramientas para gestionar sus emociones, y es labor de los padres enseñarles a hacerlo:

  • Permitiéndoles sentir, y no obligándoles a reprimir ninguna emoción.
  • Ayudándoles a reconocer las emociones, es decir dotándoles de un vocabulario emocional para poner palabras a sus sentimientos.
  • Enseñarles a modular esa emoción en intensidad, duración e impacto.

Y en este punto cobra especial importancia todo lo mencionado anteriormente. Y es que cuando el niño está en un ambiente en el que se siente comprendido y apoyado en este sentido, es más fácil para él gestionar sus emociones.

Click to comment

Más Vistos

Exit mobile version