Familia

No estoy enfadada, estoy agotada: cuando el agotamiento debido a la crianza puede convertirse en irritabilidad.

Sin embargo, también puede ser realmente agotadora; el día a día de los niños, cuidar sus rutinas, su alimentación, educarlos para que aprendan… y todo esto, a la vez que intentamos conciliar nuestra vida personal  y laboral. Lo cual no es tarea fácil.

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La crianza puede ser preciosa, pero también es exigente. Educar, cuidar, ser ejemplo, enseñar, escuchar, sostener… son solo algunas de las cosas que conlleva criar a un hijo. Y aunque las hacemos con todo nuestro amor y deseo, no son siempre tareas sencillas.

Sin embargo, también puede ser realmente agotadora; el día a día de los niños, cuidar sus rutinas, su alimentación, educarlos para que aprendan… y todo esto, a la vez que intentamos conciliar nuestra vida personal  y laboral. Lo cual no es tarea fácil.

Así, hemos de pensar que no solo es la crianza, sino el trabajo, la casa, el buscar tiempo con la pareja, etc. Y es normal que, debido a tanto estrés, acabemos agotadas.

Y este agotamiento muchas veces se traduce en estar más irritables, más sensibles o en enfadarnos a la mínima. Hablamos de irritabilidad cuando nos referimos aun estado emocional en el que una persona tiene un temperamento explosivo y se molesta o enfada fácilmente.

Como consecuencia, las cosas pequeñas pueden conducir a reacciones hostiles (por ejemplo, gritarle a la familia o a los amigos). No es que estemos enfadadas, sino que el agotamiento acaba haciendo que nos sintamos más irritables, y es algo totalmente normal.

Cuando este cansancio se traduce en síntomas físicos (ansiedad, dolores musculares, fatiga, problemas para dormir…), cognitivos (dificultades para concentrarse, por ejemplo) y emocionales (tristeza, irritabilidad…), y todo esto se alarga en el tiempo, entonces es probable que padezcamos el síndrome de burnout.

Hablamos de un síndrome que tiene su origen en el ámbito del trabajo, pero que puede perfectamente instaurarse en el ámbito de la crianza y del cuidado de los hijos, ya que tiene sus mismas características, y su origen en el propio estrés.

Aprender a gestionar y controlar tus emociones es importante. Aquí pueden serte de utilidad ciertas técnicas de autocontrol. Por ejemplo, cuando sientas que vas a explotar, puede ayudarte:

·        Contar hasta 10 (o 100 si es necesario).

·        Utilizar técnicas de respiración (pon atención a tu respiración, y que esta sea una respiración consciente y calmada; inspira por la nariz, exhala por la boca).

·        No responder de forma explosiva.

·        Reflexionar antes de pasar de 0 a 100 en un segundo.

·        Tomarte un tiempo frente a un conflicto para pensarlo bien.

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