Hacer un consumo inteligente no es una acción ocasional, es un estilo de vida que implica un compromiso personal y social para contribuir al valor del comercio local mientras se cuidan las finanzas personales.
Para ponerlo en práctica en el día a día, considera los siguientes consejos:
1. Adquiere conciencia de tu consumo y sé crítico
Conoce los derechos y las obligaciones a las que están sujetas tus compras, desde la garantía de los productos hasta el impacto ambiental que implica cada producto y servicio que adquieres.
No te dejes guiar por la publicidad, analiza y critica las tendencias y tácticas publicitarias para ser leal a tus gustos y deseos, para valorar lo que consumas por sus verdaderos atributos y no por el valor que la publicidad le atribuya.
2. Infórmate y compara
Realiza compras inteligentes con decisiones basadas en la información, pregúntate y resuelve ¿cómo cada adquisición satisface las necesidades reales que tengo y en qué beneficia a mi vida, a mi familia y a mi comunidad?
Compara la calidad y precio de tus compras para que en realidad sean inversiones más que gastos.
3. Cuida tu salud
Consume productos que se alineen a hábitos sanos, como comer alimentos balanceados, evitar sustancias que perjudiquen la salud –alcohol, cigarros, etc.–, hacer ejercicio y dormir bien.
Procurar tu bienestar físico y mental son acciones que se alinean y son congruentes con un consumo inteligente.
4. Integra a tu consumo el comercio local
Contribuir al comercio local es impactar en la vida de varias personas, ya que funcionan en una cadena de valor que en la mayoría de veces genera una aportación a la economía de varias familias.
El comercio local genera empleo y aumenta de valor a la localidad en donde se encuentra, por lo que integrarlo en la rutina de compras fortalece la economía del país y mejora la zona habitacional en la que vives.
5. Comparte conocimiento y exige lo justo
El consumo inteligente no es un hábito individualista, es prácticamente una filosofía de vida que debe ser compartida y difundida para generar un cambio en los hábitos de consumo de la sociedad. Enseñar a las personas a consumir de manera más pensada y responsable, incluso de forma sustentable.
Además de exigir lo justo, entre más personas se sumen mayor impacto habrá y con ello, cambios reales tanto en cómo y qué se consume, así como en la manera en que se comercializa.
