Habitos

El síndrome del ejecutivo.

Se trata de personas que no consiguen desconectar en su tiempo libre, así como disfrutar del ocio y descansar adecuadamente. En contra de lo que se pueda pensar, el rendimiento en el trabajo también se acaba viendo afectado. El cansancio crónico, la ansiedad y la preocupación constantes acaban por pasar factura a la salud, por lo que su rendimiento laboral también se verá afectado.

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El término de síndrome del ejecutivo o workaholism da nombre a la preocupación permanente por el trabajo, hasta el punto que el resto de la vida se ve afectada. Se trata de personas que no consiguen desconectar en su tiempo libre, así como disfrutar del ocio y descansar adecuadamente. En contra de lo que se pueda pensar, el rendimiento en el trabajo también se acaba viendo afectado. El cansancio crónico, la ansiedad y la preocupación constantes acaban por pasar factura a la salud, por lo que su rendimiento laboral también se verá afectado.
 
¿Qué lleva a una persona a hacerse adicta a su trabajo? Lo cierto es que no suele deberse a la calidad del trabajo, es decir, que el ansia por seguir conectado no es porque se perciba la actividad como placentera. De hecho, el estado mental que predomina es el estrés; entonces, ¿por qué no alejarse de ello? Vamos a ver algunas causas:

 – La persona es ambiciosa, perfeccionista y autoexigente, necesitada de estímulos e incapaz de desconectar.

– Se siente imprescindible en su puesto y teme que la cadena de trabajo se desmorone en su ausencia, con las consecuencias que ello conlleva al volver.

– Uso excesivo del teléfono móvil o la compulsión de estar siempre conectado, lo que hace mucho más visibles los avisos del trabajo en el tiempo libre.

– Presión por parte de la empresa, que acosa al trabajador en su tiempo libre para que siga trabajando.

– El trabajo sirve como refugio para otras situaciones desagradables, como un mal ambiente en el hogar o un duelo problemático.

Convenciones sociales que equiparan la valía personal con la laboral, así como creencias sobre lo mal que está irse del trabajo dejando una tarea a medias, que se debe elevar la productividad sin límite, etcétera. Como ves, el perfil del workaholic es el de una persona incapaz de desconectar (física y mentalmente) de su trabajo, ya sea por compulsión o por acoso de la empresa. Este ritmo de vida, sumado a la emocionalidad intensa y obsesiva, acaba por somatizarse y producir síntomas como los siguientes:

– Estrés psicológico intenso.
– Síndrome de burnout.
– Problemas de sueño.
– Afectación del sistema digestivo, la piel o el cabello como parte de las señales de estrés crónico.
– Ansiedad intensa, hasta el punto de poder sufrir ataques de ansiedad y pánico.
– Uso excesivo de dispositivos móviles.
 
Si es tu caso, enhorabuena, pues estás en la primera etapa de la construcción de tu escudo para el síndrome del ejecutivo: la deconstrucción del pensamiento. Nadie está libre de la influencia de la sociedad, pero sí puedes reajustar tus valores personales y exigirte trabajar para vivir, no vivir para trabajar.

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