Mantener el orden en casa, en la oficina, la escuela y en todos los aspectos de la vida, puede representar para algunos “subir un camino cuesta arriba”; a veces mantener el orden, el cuidado y la limpieza requiere de un trabajo de horas continuas dejando a las madres exhaustas tras cada jornada de juegos y diversión de sus pequeños.
El desorden va mucho más allá de la desorganización, acumulación y caos, es parte de una conducta aprendida y malos hábitos, que a largo plazo supondrán algunos problemas para nosotros mismos y para las personas más cercanas. Puede haber diferentes grados de desorden, sin embargo lo ideal es reconocerlo y crear el hábito de ser organizado hasta que surja de manera natural. El primer paso para ser más ordenado es sencillamente querer serlo, si estás dispuesto a dejar tus malos hábitos e ir poco a poco colocando cada cosa en el lugar correcto y luego intentar mantenerlos allí, tendrás el éxito asegurado.
Es importante comenzar por los espacios propios, por ejemplo mostremos a los niños que deben recoger sus juguetes después de jugar, sus zapatos, sus pertenencias, sus libros, crear en ellos esa disciplina les fortalecerá para el futuro, y eventualmente se reflejará en todas las áreas de su vida: sus planes personales, las fechas de entrega o cumplimientos de trabajo, de escuela, sus metas, sus actividades en fin, se trata de “organizar” todo.
La mejor definición que les podemos dar de qué es ser ordenado, es mediante sus propias necesidades de encontrar algo: “¿Sabes dónde lo dejaste?”; el hecho de guardar cada cosa en su lugar, saber dónde encontrarlas sin que se convierta en un esfuerzo, les ayudará a querer guardarlas y luego localizarlas rápido cuando más lo necesiten.
