Los retos y responsabilidades de la vida diaria, situaciones de estrés, asuntos laborales o familiares, pueden incrementar la tensión en nuestros hogares. Las relaciones de pareja no siempre hacen coincidir criterios o puntos de vista, y algunas parejas no están exentas de discusiones; la mejor manera de enfrentar estos momentos sería no comenzar una discusión, que siempre genera tensión y malestar.
Aclarar el origen del conflicto y ser conscientes de la necesidad de buscar una solución no representa una pelea fundamentalmente, pero, cuando las discusiones se enquistan es fácil caer en reproches del pasado.
Recuerda: ” Dos no discuten si uno no quiere” .
Detectar que no logran avanzar en la solución de algún tema, ayuda a no seguir peleando y evita que la crisis se agrave. Evita discutir sobre lo mismo, busca hacer un planteamiento diferente. Conversar el asunto desde otra perspectiva, con un lenguaje simple y sin estar a la defensiva sobre lo que la otra parte diga, mejorara el clima de la discusión.
Comprender mutuamente los argumentos acertados de cada uno de los miembros de la pareja y negociar para llegar a un acuerdo y a un entendimiento es la mejor manera de dar por zanjada la discusión. Las parejas que enfrentan estas situaciones en un clima de calma, comprensión de los motivos que comenzaron la discusión y respeto del uno hacia el otro, avanzaran con mayor facilidad en la búsqueda de soluciones.