Durate las etapas infantiles cada uno de los niños muestran sus características propias, algunos destacan más que otros según sus propios niveles de comunicación a la hora de interactuar con otros niños ya sea en sus entornos familiares, escolares, e incluso comunitarios. Alentar en ellos una predisposición a conocer, relacionarse gentilmente, y compartir juegos con otros, es parte de nuestro trabajo como padres cada día. Se habla mucho de la extroversión y la introversión como dos rasgos de la personalidad, pero, ¿Sabe lo que es cada concepto y cómo puede ayudarlos mejor?.
Los niños extrovertidos, muestran un rasgo de la personalidad que se caracteriza por una tendencia a relacionarnos con los demás de forma espontánea y natural, y de mostrar abiertamente nuestros sentimientos, en consecuencia los niños extrovertidos tienen facilidad para abrirse con el otro, para socializar, interactuar, expresar lo que piensan y, sostener relaciones satisfactorias. Aunque pudieran distraerse fácilmente por los estímulos que les rodean, porque sienten necesidad de atenderlo todo y todo a la vez, son también niños que que se sienten cómodos en los grupos y en las actividades sociales.
¿Cómo apoyarlos?
El primer punto es la aceptación, el respeto y la empatía. Facilíteles espacios para relacionarse con otros niños, anímelo a que exprese sus ideas de forma verbal, instrúyalos en el respeto de las reglas de los juegos en los que participe, que sea capaz de esperar su turno, y desarrolle en ellos el sentido de pertenecer “a un equipo y trabajar por un mismo objetivo”, su potencial les convertirá eventualmente en una fuente de motivación para otros.
Los niños introvertidos, es un rasgo de personalidad que se define como una tendencia a centrarse en “los propios sentimientos y pensamientos”, es decir, en el mundo interno propio; esto a veces no significa que tengan dificultades para interactuar con los demás, sino que, simplemente, prefieren estar solos, les gusta la tranquilidad, centrarse en “lo de adentro” y no tanto en “lo de fuera”. Sin embargo, en ocasiones sí son niños a los que les cuesta expresar sus emociones y pensamientos, les suelen abrumar los ruidos y los espacios con mucha gente (su fuente de estimulación es interna) a diferencia de lo que ocurre en los niños extrovertidos.
¿Cómo apoyarlos?
Es importante crear para ellos espacios para socializar en su entorno más cercano o íntimo, respetar sus momentos para estar solo cuando lo necesite, y si va a participar en algún evento o reunión familiar, se les debe anticipar el momento. Facilíteles momentos donde se sienta cómodo para expresar ideas, emociones, sentimientos, aliéntelo a compartir y formar parte de planes y proyectos de la familia, las próximas vacaciones, la temporada de navidad o su próximo cumpleaños, pregúnteles cómo la imagina, qué les parece mejor, a quienes podrían invitar, en fin. Crear en ellos la capacidad de diálogo, de expresión, les convertirá en mejores seres sociales.
