Diferentes percepciones en las relaciones de parejas, apuntan a “dosis diferentes” en cuanto al sentimiento que provocar el amor; muchos consideran tener el amor que creen merecer, mientras otros sienten que terminan atrapados en relaciones que duelen, o en vínculos que opacan toda forma de felicidad. Las dinámicas pueden ser complejas y profundas, muchas veces desde niños, en especial en la infancia, las personas integran una serie de esquemas psicoafectivos que determinan por completo cómo concebirán el amor por el resto de sus vidas.
Muchas veces las personas quedan condicionados por el tipo de relación que mantenían sus padres y por el afecto que estos les otorgaban, deberíamos por ello reflexionar sobre estas ideas antes de iniciar una nueva relación; es posible que algunas mentes estén supeditadas a lo que podríamos definir como sentimiento de carencia, es decir, asumir que con tal de aliviar las soledades, basta con tener a cualquiera a nuestro lado. Felicidad no es tener la compañía de otra persona, resulta más edificante compartir tiempos, proyectos, espacios familiares y sobre todo un cariño mucho más válido y auténtico.
