Inspiracional

“Conozca la Biblia que sobrevivió a un tornado”.

Peggy Lewis y su esposo, Harris Lee, estaban mirando cómo se movían los árboles con el viento fuera de su casa en Eureka, Kansas, Estados Unidos, y casi sin percatarse, en un instante, estaban envueltos en un remolino, que arrastraba de pedazos de vidrios rotos de las ventanas de su casa y restos de objetos diversos.  “El techo se voló, las paredes se desmoronaron. Creí que moriríamos”, dijo Lewis, de 58 años.

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Los milagros y el cuidado de Dios, son cotidianos en este mundo nuestro, y eso nos recuerda la importancia de agradecer por cada momento en nuestras vidas que el creador nos permite.

Peggy Lewis y su esposo, Harris Lee, estaban mirando cómo se movían los árboles con el viento fuera de su casa en Eureka, Kansas, Estados Unidos, y casi sin percatarse, en un instante, estaban envueltos en un remolino, que arrastraba de pedazos de vidrios rotos de las ventanas de su casa y restos de objetos diversos.  “El techo se voló, las paredes se desmoronaron. Creí que moriríamos”, dijo Lewis, de 58 años.

Luego de que pasara el tornado de casi 250 kilómetros por hora, grupos de vecinos se acercaron para socorrer a la pareja de entre los escombros y llevarlos al hospital. Cuando la pareja regresó a su propiedad tres días después de esa noche fatídica de junio pasado, se dio cuenta de que lo que quedaba de la casa debía tirarse abajo. Pero antes de que Lewis lo permitiera, solo pensaba en una cosa: buscar la Biblia de su familia. Ella había comprado esa Biblia hacía 35 años, al comienzo de su matrimonio, y como muchos de sus parientes, la había usado para guardar y preservar la historia de su familia: fotos viejas, avisos fúnebres de sus seres queridos, un pañuelo de su bisabuela, un mechón de cabello de su hija e incluso una parte de la bufanda que su tío había traído de la guerra de Corea.

La Biblia no estaba en el lugar donde la había visto por última vez: encima de una cómoda antigua, en su dormitorio, de hecho, la cómoda tampoco estaba, lo único que quedaba era el sólido bloque de mármol que había sido la tapa del mueble. Cuando llego la brigada de voluntarios para ayudar a la pareja a remover los escombros, Lewis les encargó una misión: “Si encuentran algo”, pidió, “por favor, que sea mi Biblia”.Tras una hora de buscar, uno de los voluntarios fue corriendo hacia ella. Tenía lágrimas en los ojos y un libro en la mano. La joven había encontrado la Biblia al escarbar entre los escombros. Para su sorpresa, pese a que muchos libros de la casa estaban destruidos al punto de ser irreconocibles, la Biblia seguía intacta, aunque había estado bajo la lluvia durante días. “Me quebré por completo”, cuenta Lewis. “Creía que la había perdido para siempre. Fue un milagro”.

Lewis, su esposo y su familia vivieron en la casa de un amigo hasta que pudieron recuperar su espacio. Pero durante todo ese tiempo la Biblia tuvo su merecido lugar de honor, ella sabia que, aunque muchos libros cuentan historias de climas catastróficos y supervivencias improbables, ese libro lo vivió de verdad.

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