“El tubo de vacío succiona al bebé, pero parece que mi cabeza era más grande de lo que esperaba el abortista”, explicó Jennifer Milbourn, la sobreviviente, quien detalló que su embarazo avanzó como milagro hasta que nació y fue dada en adopción a su hermana para que la criara.
Ella creció sin saber todo lo que había pasado, pero sintiendo que le escondían la verdad hasta los 19 años, cuando su tía le confesó que había sobrevivido a un aborto por parte de su madre biológica, por lo que rompió a llorar. En ese momento, su tía no sabía cómo reaccionar ante la situación por lo que simplemente le dijo: “Gracias por estar viva, está bien. Para de llorar”.
“Así que me sequé las lágrimas, construí un muro y lo escondí durante mucho tiempo”, agregó ella, hasta que 6 años después pudo hablar con alguien por primera vez sobre lo que había vivido, y fue su esposo. Para 2014, dentro de un grupo de oración su pastor contó que era adoptado y en seguida tuvo el valor suficiente para contar su propio testimonio, “Lloré mucho, pero mi pastor vino y me abrazó y ese grupo de mujeres en ese salón me apoyó y me amó”, dijo, por lo que fue llamada a contar su historia con mujeres embarazadas.
En la actualidad, ella es parte de la organización Abortion Survivors Networks (ASN), está casada y tiene tres hijos además de estudiar psicología, y no hace más que agradecer a Dios por haberla salvado.
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