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“La familia Rizzo, agradece a Dios recuperación de su hijo”.

El padre contó en una entrevista que llevó a Nicolás a principios de diciembre del año pasado, a una prueba para volver a entrenar en el Club Español de San Vicente. El niño, un apasionado del fútbol, entró en el campo con ganas de ser aprobado y empezó a hacer los ejercicios, pero su papá notó que algo andaba mal.

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Ulisses Rizzo, su esposa y la familia toda, agradece a Dios por la recuperación de su hijo Nicolás, de diez años, que sufrió un paro cardíaco de 10 minutos, y que gracias a Dios se recuperó satisfactoriamente en su ciudad de Alicante, en España.

El padre contó en una entrevista que llevó a Nicolás a principios de diciembre del año pasado, a una prueba para volver a entrenar en el Club Español de San Vicente. El niño, un apasionado del fútbol, entró en el campo con ganas de ser aprobado y empezó a hacer los ejercicios, pero su papá notó que algo andaba mal.

“¡Todavía no me he recuperado del susto! Pero Dios es bueno. Cuando (Nicolás) empezó a jugar, le vi mal, agachado por el cansancio. Se sentó un poco a un lado del campo, cuando se levantó para volver a jugar, sufrió una paro cardíaco y cayó al suelo”, contó Ulisses, y agregó: “Normalmente no hay enfermeras ni socorristas en el club. Por un milagro de Dios, había una enfermera con experiencia en primeros auxilios, haciendo la reanimación cardiopulmonar a los entrenadores”.

Poco después de que el entrenador y la enfermera llevaran al pequeño al estacionamiento del club para esperar a la ambulancia, llegaron dos policías con un desfibrilador portátil que ayudó a reanimar al niño; mientras todo esto acontecía, Ulisses permanecía de rodillas gritando y pidiendo a Dios que le devolviera la vida a su hijo”. Después de 10 minutos sin latidos en el corazón, Nicolás comenzó a respirar de nuevo.

Luego en el hospital Nicolás fue ingresado en la UCI, pero hacía preguntas repetitivas y no recordaba lo que había pasado, no tenía memoria. Tras una serie de exámenes y observaciones en el hospital, se detectó que el niño padecía una arritmia cardíaca y fue operado del corazón; hoy en día sólo toma medicamentos para prevenir las arritmias. “¡Hoy lleva su vida normal! Sin secuelas, Gracias a Dios”, celebró Ulisses, padre de Nicolás.





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