Inspiracional

Más que inteligencia, lo que importa es la mentalidad con que asumamos nuestros retos.            

Es una cuestión de disposición para enfrentar desafíos, aprender de los errores y a ver los obstáculos como algo útil en lugar de verlos como un motivo para rendirse.

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Dentro de las mayores aspiraciones de los padres se encuentra el bienestar y desarrollo de sus hijos, y es que no solo es un deber sino también una responsabilidad de los padres equipar a nuestros hijos con la disposición necesaria para lograr de ellos su mejor versión. Antes se pensaba que sin importar cuánto nos esforzáramos la inteligencia no cambiaba, las personas “podían llegar hasta un punto”, sin embargo, estudiosos de las ciencias del conocimiento humano revelan que más que la inteligencia, el éxito está en la mentalidad con que nos enfrentemos a ciertas tareas.

Es una cuestión de disposición para enfrentar desafíos, aprender de los errores y a ver los obstáculos como algo útil en lugar de verlos como un motivo para rendirse. Este es el tipo de mentalidad que nos permitirá estar enfocados y perseverar en pos de nuestros resultados.

Mentalidad Fija vs de Crecimiento.

La mentalidad fija es la creencia de que la personalidad y la inteligencia vienen determinadas desde el inicio y no sufren cambios a lo largo de la vida. Por lo general, las personas que tienen una mentalidad fija sólo se enfrentan a tareas que saben, por adelantado, que van a poder realizar. Son competitivos y necesitan constantemente demostrar su habilidad ante los demás. Sólo les interesa saber si lo han hecho bien o mal.  

La mentalidad de crecimiento es la creencia de que la personalidad y la inteligencia van cambiando a lo largo de la vida, son aquellos que piensan que es el esfuerzo el que los lleva al éxito, de modo que no sólo se enfrentan a tareas difíciles, sino que piensan que pueden aprender y mejorar.

Hay numerosos estudios que demuestran que podemos cambiar la mentalidad de nuestros hijos, y que cuando esto sucede, les va mejor en la escuela, el hogar, y las demás áreas de la vida. Hoy te compartimos algunas consideraciones que pueden ayudar a nuestros niños a desarrollar una mentalidad de crecimiento:

-favorecer espacios donde comprendan que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje y no un juicio sobre su inteligencia.

-Enfatizar la experiencia de “aprender”, no de “aprobar”.

-Eliminar expresiones desalentadoras como: “no creo que puedas”, “no debieras intentarlo”.

-Evitar generalizaciones que puedan crear una indisposición, el reprobar un examen no significa que se es malo en una materia (no es que seas malo en matemática; es que este ejercicio te salió mal).

-Aliéntelos a enfrentar los obstáculos y desafíos, cada desafío es una oportunidad de superarse, el error es la base del aprendizaje.

-Ayúdelos a no buscar la aprobación todo el tiempo, sino a preocuparse y a asumir la responsabilidad. Los mejores resultados vienen del esfuerzo y el trabajo propios.

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