Hoy, le presentamos la historia de Taribo West, uno de los mejores jugadores de la selección de fútbol de Nigeria, mundialmente reconocido por su excéntrico peinado y haber pasado por las filas de equipos como el Inter de Milán, Auxerre, AC Milan, Kaiserslautern, Derby County y el Partizan de Belgrado, quien reconoce haber tenido una vida complicada en sus inicios; creció en un barrio humilde y estuvo a punto de morir cuando se enfrentó a una pandilla local después de cometer un robo con un amigo, el cual huyó y lo dejó mal herido en la calle y desangrándose, desde ese momento se dedicó al deporte y renunciar al mal que había hecho.
Durante su carrera, West disputó alrededor de 228 partidos a nivel de clubes, pero su verdadero reconocimiento empezó cuando vistió el uniforme de la selección de su país para los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde ganó la presea de oro. Sin embargo, hoy refiere como su mejor “jugada fuera del terreno”, haber tenido un encuentro personal con Cristo, lo que le cambió la vida y le reveló el propósito por el cual fue creado y llamado: la predicación del evangelio; el mismo futbolista dijo para una entrevista en la BBC: “Vi a Dios”.
“Vi a Dios, uno a uno, ahí comenzó mi transición del campo, al púlpito. Estábamos celebrando después de la final de los Juegos Olímpicos. En medio de eso, una joven tropezó conmigo y me dijo: ‘Señor, ¿puedo saber su nombre?. Dije: “Soy el Sr. Sin nombre”. Ella dijo: “¿Puedo saber dónde vive”? Dije, “¿Yo?, No vivo en ninguna parte”, y ella se fue con molestia”. El astro futbolista añade que: “Cuando esta hermana vino, me dijo muchas profecías. Y ella me dijo en ese momento, que en los próximos uno o dos años yo abriría una iglesia, y ahora todas las profecías que me dio se cumplieron”.
Aunque ha recibido duras críticas por su conversión, desde entonces Taribo West dejó todo para seguir a Jesús y su llamado, convirtiéndose en pastor de la iglesia «Shelter in the Storm Miracle Ministries of All Nation» desde 2014, ubicada en Lagos, Nigeria. Gloria a Dios por aquellas personas que pueden renunciar a todo para seguir a Dios, sabiendo que su mayor premio está en la salvación dada por gracia a través de Jesucristo.
