Originarios de Kosice, Eslovaquia, un pueblo en la frontera entre Ucrania y Eslovaquia, y residentes ahora en St. Augustine, Florida, Amanda Lamosova, su esposo y tres hijos, sienten el ataque de Rusia a Ucrania como algo en lo que deben ayudar.
“Fue literalmente como si estuviera sucediendo en nuestro patio trasero, sentí un impulso muy fuerte para ayudar a las personas que cruzaban la frontera para buscar refugio. Fui y compré boletos de avión para viajar a Kosice, Eslovaquia, por dos semanas y poder ver de primera mano lo que la gente estaba haciendo para ayudar a las familias”, dijo la señora Lamosova.
La familia luchó por encontrar opciones para ayudar a sus antiguos vecinos, compraron un boleto aéreo y se trasladaron a la zona, con el propósito de encontrar programas a los que pudieran donar materiales médicos, higiénicos y otros; una vez en el lugar, contactaron una organización que recolecta suministros para los ucranianos, y Amanda comprendió qué debía hacer en medio de la guerra.
“Le prometí a mi esposo que no haría ninguna locura y luego estaba yo en el automóvil, manejando con la gente de Disaster Aid Europe hacia Ucrania, y como hablo eslovaco con fluidez, traduje todo lo que pasábamos por la frontera para ellos”, relató Lamosova, en medio de sus jornadas en las zonas más afectadas. Hoy la familia, cuenta entre sus testimonios, la satisfacción de haber servido de ayuda, y guardan entre sus mejores recuerdos, las sonrisas y los rostros agradecidos de su pueblo.
