Esperado como un momento “necesario” para descansar o terminar alguna tarea pendiente, las horas del descanso nocturno en los bebés proveen a los padres la posibilidad de descansar, pero qué sucede cuando ellos interrumpen sus etapas de sueño?.
Una madre encuestada dijo: “Mi hija nunca durmió muy bien y eso se prolongó hasta pasados los dos años. En promedio se despertaba unas cuatro o cinco veces en la noche y yo, por puro desconocimiento esperaba que cada noche que llegaba fuese la última en la que estaríamos despiertos cada dos horas. Eso hacía la carga más pesada porque en realidad me lo estaba planeando como una carrera sin fin”.
Como padres, podemos además ayudar a nuestros niños a tener rutinas de sueño adecuadas, pero si el bebé tiene muchos despertares, es recomendable comentarlo con el pediatra porque puede que haya algunos ajustes que podamos hacer, por ejemplo, facilitar siestas más largas cuando son bebés, que ayuden a establecer sus ciclos cuando duermen. Una de las herramientas más valiosas que podemos usar es reforzar la comunicación como pareja, hablar de cómo nos sentimos y por supuesto, apoyarnos mutuamente ya que es un trabajo que debe estar compartido a partes iguales. Escuchar experiencias de otras personas (madres y padres), que hayan vivido esta situación puede ser esperanzador, otras recomendaciones son vigilar la dieta que consumimos, que debe ser variada y equilibrada, por ejemplo frutas y verduras frescas y que intentes comer a horas porque eso influye directamente en los ritmos circadianos, y por último es muy recomendable canalizar todo estrés o ansiedad a través de una actividad tan beneficiosa como el ejercicio. Una simple caminata, una sesión de estiramientos diarios, los ejercicios de respiración y hasta permitirnos la lectura de un libro, pueden ser suficientes para mantenernos mejor a nivel mental.
