Inspiracional

UNA NUEVA TEMPORADA

Siempre que comienza un nuevo año, solemos renovar nuestras esperanzas, expectativas, metas, pensando que existe un botón de “reset” y el 1er día de enero comienza una nueva etapa. Por mucho tiempo tuve la costumbre de escribir mis nuevas metas durante los primeros días del año. ¡Hasta que llegó el 2020!

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Por alguna razón, el año pasado no lo hice. Dios me guió a pasar el primer mes del año en una búsqueda mas profunda, escuchando la voz de Dios para recibir guía para ese año. Tengo que confesarles que no recibí ninguna revelación profética acerca de lo que vendría en el año mas inesperado de todos: ¡el 2020!

Sin embargo, recibí una nueva perspectiva de cómo Dios ve nuestro año. Dios ha establecido temporadas, estaciones, etapas en la vida natural para mostrarnos como se desarrolla nuestra vida espiritual. Dice el sabio Salomón en Eclesiastés 3:11 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que este alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin”.

Así como en la naturaleza existe el invierno, la primavera, el verano y el otoño, Dios ha establecido temporadas en nuestra vida. No podemos decir que todo el 2020 ha sido negativo. Es cierto, que hemos tenido “estaciones” de invierno espiritual, donde todo parecía sin vida, donde vivimos un tiempo de introspección, de aquietamiento, donde nos “guardamos”, así como los animales invernan, o las plantas parecen estar sin fruto. Sin embargo, esta temporada de aparente muerte, tristeza, tiene un propósito eterno destinado. Es un tiempo para planear qué nuevas semillas podemos plantar en el jardín de Dios, cuando venga la primavera. Génesis 8:22 dice» Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, y días y noches». Cada temporada es establecida por Dios y tiene un propósito.

También tenemos que entender que cada temporada tiene un principio y un fin. Así como las estaciones tiene un día de comienzo y otro de finalización, marcadas por el movimiento de traslación de la tierra; las etapas o procesos en nuestras vidas, tienen un comienzo y un fin. El apóstol Pablo en 2 Corintios 4:17-18 dice: “pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. Por supuesto que los tiempos de prueba y dificultad parecen no tener fin cuando los estamos experimentando. No parecen ni leves, ni momentáneos… Pero todos sabemos que nuestro año se compone de momentos de alegría, de tristeza, de paz, de preocupación, de pruebas, de victorias… En Eclesiastés 3:1 leemos “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. Entendamos que en este nuevo año pasaremos distintas temporadas, con su principio y fin, donde podremos experimentar al Señor de una manera nueva.

Por último, quiero animarte a creer que cada temporada trae también nuevas oportunidades: oportunidades para crecer en nuestra fe, oportunidades para definir nuevas metas, oportunidades para buscar el propósito de Dios en nuestras vidas. El Señor nos dice en Jeremías

29:11 Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. El tiene planes para nuestro nuevo año. Sus planes son de bien. A veces el proceso o temporada en el que vienen envueltos parecen mostrar lo contrario, pero al final podemos decir, como dijo el sabio: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo”.

Pastora Patricia Angelica

Iglesia Ciudad

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