La intercomunicación personal, es una de las principales capacidades humanas; la posibilidad de interpretar y expresar las distintas muestras de amor, respeto y compresión, nos posicionan de manera emocionalmente inteligente en frente de otros, cuando ponemos en práctica la inteligencia emocional.
La inteligencia emocional, significa una escucha activa, sin juzgar, y es siempre el primer paso a expresar, lo cierto es que esta competencia de vida va mucho más allá; es una herramienta de supervivencia, de saber reaccionar ante los imprevistos, y es por encima de todo el arte de conectar desde las emociones, sabiéndolas poner siempre en favor de mejorar la convivencia.
Si bien es cierto que todos nos vinculamos el concepto de inteligencia emocional, fue Peter Salovey, psicólogo de la Universidad de Yale, quien dejó en claro que esta dimensión debía ser un complemento a la propia inteligencia. No importa cuánto sepas, importa cómo lo transmites, tampoco tiene relevancia quién seas o qué posición ocupemos, sino saber llegar a acuerdos y comprender a quien tenemos delante. Todo hombre y mujer emocionalmente inteligente, señalaba Salovey, es capaz de relacionarse consigo mismo y con los demás para dar forma a una vida más plena y satisfactoria.
