En medio de duras críticas sobre los últimos mandatos presidenciales, aplicados ya en diferentes estados de la Unión Americana, respecto a la obligatoriedad de administrar las vacunas contra el COVID 19 en adultos y menores a partir de 5 años, so pena de perder empleos o el derecho a la asistencia escolar, un equipo investigador de ISGlobal, centro impulsado por la Fundación «la Caixa» Barcelona, España, encontró que algunas vacunas contra el COVID pueden generar anticuerpos capaces de reconocer un antígeno viral que no está incluido en la vacuna, lo que presupone que las personas vacunadas podrían dar “falsos positivos a los test para detectar la enfermedad”.
El equipo investigador observó que, tras la vacunación, había un aumento significativo de anticuerpos: 36 % de personas que recibieron la vacuna de Moderna y el 13 % de aquellas a las que se les administró la creada por Pfizer.
“Un porcentaje considerable de casos clasificarían falsamente como infecciones asintomáticas y, en consecuencia, se subestimaría la efectividad de la vacuna frente a infecciones”, resaltó la doctora Carlota Dobaño, primera autora del estudio.