Zhou Jinxia, natural de la provincia de Liaoning, ha sido arrestada en más de 50 ocasiones por su intento de predicarle la palabra de Dios a Xi Jinpping, máxima figura política y principal perseguidor de la fe cristiana dentro de la nación asiática.
De vista en Zhongnanhai, Beijing, y con un gran cartel en sus manos, en dirección a la sede central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado de China, la valiente mujer instaba a Jinping a creer en Jesús, lo que fue considerado como un intento de “buscar peleas y provocar problemas”, según informó la International Christian Concern. Los carteles mostraban frases como: “Dios ama a la gente y está llamando a Xi Jinping”, “El ateísmo alimenta el pecado y derriba a la gente. El Reino de los Cielos está cerca; deberías arrepentirte”.
Open Doors USA, organización que monitorea a más de 60 países en todo el mundo sobre la persecución cristiana, estimó que China tiene 97 millones de cristianos, los cuales se congregan de forma clandestina por temor a represalias por parte del gobierno.
