“Los perros pueden entender el lenguaje, tono de voz y las emociones de las personas con las que viven”, reveló un estudio liderado por Laura Cuaya, Doctora en Ciencias Biomédicas, del Instituto de Neurobiología, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Kun-Kun, un border collie, es la mascota de Laura Cuaya desde hace algunos años atrás, con quien ha establecido una relación tan estrecha que, en algún momento, la científica empezó a sospechar que su perro realmente entendía español, más allá de su tono de voz, o de la emoción que proyectara con ella. Para comprobarlo, Cuaya condujo un estudio poco convencional, llevó a Kun-Kun, junto con otros perros de razas diferentes, a su laboratorio, los sentó frente a un lector de ondas cerebrales y, con audífonos especiales, les empezó a leer “El Principito”, obra clásica de la literatura con autoría de Antoine de Saint-Exupéry, y esto fue lo que descubrió.
Mediante técnicas de escaneo cerebral, resonancia magnética y el uso de audífonos, en la muestra con 18 perros, se pudo comprobar con claridad que los perros procesan el lenguaje, que sus cerebros reaccionan a nivel neurológico al percibir idiomas diferentes, y en el caso específico de Kun-Kun, que, si podía distinguir entre el húngaro y el español, que había escuchado toda su vida.
Durante su relación con los humanos, los perros perciben las regularidades auditivas del lenguaje al que están expuestos, y por esta razón, son capaces de entender ciertas palabras, registrar el tono, la intención y los sentimientos expresados por las personas por medio de la voz, y en adición se concluye que los perros con más edad pueden discriminar entre el lenguaje que sus familias utilizan con ellos con las palabras expresadas en un idioma extranjero. Cuaya definió que esto se debe a que “para los perros, los seres humanos somos una fuente de información “.
El estudio, nos revela no solo la capacidad de compañía y apoyo emocional que los perros son capaces de ofrecer, además insta a todas las personas a retribuir sus nobles sentimientos, y nos recuerda en palabras del propio Saint-Exupéry, “… que lo esencial es invisible paras los ojos”.
