El propósito de las escuelas es preparar a los alumnos para que puedan agregarle valor a las tareas que decidan hacer, en cualquier rama del conocimiento y los servicios; sin embargo, desarrollar en ellos habilidades socioemocionales y de automotivación para insertarse en el mundo laboral, es muy necesario antes de cumplan su ciclo escolar. Las personas que puedan desafiar nuevas inteligencias, ser creativos, innovadores, y resolver problemas, aportarán un “extra” a su educación escolar.
Se considera que muchas carreras tradicionales podrían desaparecer en un par de años, y la habilidad de reinventarse ante este desafío va a ser cada vez más importante, además de transmitir contenidos, necesitamos alentar a nuestros alumnos a fusionar esos contenidos y habilidades en sus futuros contextos laborales.
Hoy las empresas valorar mucho la curiosidad intelectual de sus colaboradores, la capacidad de innovar, de resolver problemas, de pensar de maneras creativas, esas actitudes son más importante que recordar datos de memoria. Esto no significa que no debamos trabajar con el contenido que claramente es importante, pero sin descuidar la motivación como clave para poder mantenerse en un escenario tan cambiante. Mantenerse curioso, abierto a diferentes perspectivas, puntos de vista y oportunidades, ser positivos ante el cambio, que sean perseverantes y que estén dispuestos a asumir riesgos, se convierten en requisitos básicos en un mundo dinámico, interconectado y versátil.
