Uno de los rasgos que nos distinguen como seres humanos, son las capacidades y las habilidades en la comunicación, lo que va más allá de la articulación de sonidos. Es de suma importancia sostener y saber escuchar una conversación; saber escuchar al interlocutor, saber cómo y cuando dar nuestro punto de vista desde una posición de respeto, nos hará sentir realmente conectados con otros. Los malos hábitos y el desconocimiento de ciertas herramientas útiles pueden ser obstáculos que impidan desarrollar la mejor relación posible con familiares, amigos y colegas. Los expertos en relaciones comunicacionales, señalan que nuestra disposición siempre debe estar dirigida a aprender a escuchar con sinceridad y comunicarnos correctamente para ser escuchados.
Considere lo siguiente:
1. Maneje sus emociones; por ejemplo, al estar bajo estrés, las funciones cerebrales superiores se debilitan temporalmente, la perspectiva se reduce y estamos literalmente menos capacitados para escuchar lo que se está diciendo o expresar nuestros puntos de vista; cuando es preciso tratar un asunto difícil, lo más recomendable es esperar hasta recuperar la calma. “Podemos decir que necesitamos un momento. Debemos garantizar a la otra persona que reconsideraremos la cuestión en otro momento que acordemos, de modo que esta estrategia no se convierta en una forma de evadir el conflicto”, afirma Jacqueline Peters, asesora de relaciones de InnerActive Leadership Associates, en Calgary, Canadá.
2. Pensar como un negociador; promover un esfuerzo conjunto para resolver el problema, donde cada uno piense a qué resultado realmente le importa llegar, y luego mantener la mente abierta para el debate.
3. Primero preguntar; antes de comentar con alguien nuestra opinión sobre una cuestión, por ejemplo, primero deberemos preguntar si tiene sus propias ideas sobre la raíz del problema. SI manifestamos de forma unilateral nuestra propia visión del asunto, el otro puede sentir que está obligado a fingir estar de acuerdo.
4. Respetar el espacio para hablar; en una conversación, las intervenciones deben ser más o menos parejas. Imágenes del cerebro muestran que hablar de uno mismo tiende a activar la dopamina en el sistema de recompensa neurológico, entonces, debemos conceder espacios para que todos expongan sus ideas. Cuando una persona se siente verdaderamente escuchada, es mucho más probable que devuelva ese favor, que sienta aprecio por nosotros y considere nuestros puntos de vista.
