Los probióticos son microorganismos vivos que benefician a nuestra salud cuando los ingerimos. Popularmente se consumen como suplementos, pero también podemos obtenerlos de alimentos fermentados. Además de mejorar la salud digestiva, reducir la depresión y promover la salud del corazón, también pueden darle una mejor apariencia a nuestra piel.
- Yogur con cultivos activos o vivos: Los lácteos son una de las mejores fuentes de probióticos, siempre que se hayan fermentado. Debes elegir yogures con cultivos activos o vivos, detalle que se muestra en la etiqueta.
- Algunos tipos de queso con cultivos activos o vivos: Los tipos de quesos gouda, mozzarella, cheddar y el requesón son la apuesta segura, puesto que las bacterias buenas sobreviven perfectamente a su proceso de envejecimiento.
- Kéfir: Es un probiótico mucho más potente y con más bacterias que el yogur, pero está menos extendido en nuestra dieta.
- Encurtidos variados: pepinillos, aceitunas, cebollas, etc.: El proceso natural de fermentación en agua salada de las aceitunas en salmuera aporta gran cantidad de bacterias, como el lactobacillus.
- Chucrut: Además de los beneficios del aumento de la diversidad bacteriana, este alimento aporta gran cantidad de vitaminas y minerales. Puede utilizarlo como guarnición en tu plato.
- Kimchi: se crea mezclando repollo (aunque se puede hacer con otra verdura) con otros alimentos y especias, como rábanos, zanahorias, ajo, jengibre, salsa de pescado y otros.
- Kombucha: Es una fermentación del té negro que ayuda a nuestro hígado a limpiar toxinas y aportan un apoyo digestivo.