Científicos de la Universidad Carnegie Mellon apuntan sobre los beneficios de la lectura: leer no solo llena la mente, la nutre. EL estudio, llevado a cabo en niños de entre 8 y 10 años cuyo habito por la lectura era inferior a la media, mostraron sus bajos índices en la capacidad de memoria e interpretación.
Sin importar las actividades intelectuales que desempeñemos, la lectura es insustituible para mejor la calidad del tejido que transmite las señales en el área de la materia gris, donde se procesa la información en el cerebro, lo que incide sobre el mejoramiento de importantes funciones como la memoria y las funciones cognitivas. Tras jornadas de lectura, el impacto más directo se observa en el área asociada con la recepción del lenguaje y la corteza temporal izquierda, que procesa y activa las neuronas con el propósito de transmitir toda esa información. Eso sucede también cuando procesamos lo que alguien nos dice, pero la naturaleza de la lectura motiva al cerebro a trabajar más y mejor.
“Por lo general, cuando uno lee, tiene más tiempo para pensar”, explica Maryanne Wolf, directora del Centro para la Dislexia, el Aprendizaje Diverso y la Justicia Social de la Universidad de California.
Los frutos de la lectura permanecen mucho tiempo después, y algunos de estos beneficios persisten hasta por cinco días; la sección encefálica a cargo del lenguaje se estimula y anima a la región responsable de la motricidad y las conexiones neuronas que la coordinan para poner en marcha el desempeño cognitivo. Las resonancias magnéticas señalan que quien se abstraen en una obra literaria, por ejemplo, aumentan la irrigación sanguínea de las áreas cerebrales que controlan las funciones cognitivas y ejecutivas, a diferencia de lo que sucede cuando la lectura se hace a la ligera.
La habilidad de leer con plena atención necesita ser cultivada en nuestros hijos, deberán ser conscientes de que apagar el teléfono y la computadora, para disfrutar una hora o dos de lectura diaria, les aportará múltiples beneficios.
