O esta otra el matrimonio es la única guerra donde se duerme con el enemigo, al escuchar estos términos o definiciones del matrimonio nos da ciertas ganas de reír. Pero esto no es más que la visión que el mundo tiene acerca del matrimonio, una visión totalmente diferente a la de Dios. Vemos en las escrituras que el matrimonio viene de la misma mente de Dios, el matrimonio no ha sido diseñado para ser una carga pesada y mucho menos un yugo duro de llevar, sino que fue diseñado para ser una bendición.
Podemos extraer de las escrituras cinco bendiciones para el matrimonio de parte de Dios:
Primera bendición: El deleite. Está claro que el deleite es una de las bendiciones de Dios para el matrimonio, si usted al pensar en su matrimonio no piensa en que es una relación deleitosa entonces no es como Dios la diseño. Si nos vamos al pasaje que hemos citado anteriormente hay algo que en el pasaje nos sorprende: y es como Dios revela que en la eternidad pasada antes de la creación del mundo y del universo. Dios había diseñado en su mente una relación para que fuera un símbolo de la relación que cristo tendría luego con su iglesia. Para Dios es importante que se suplan emocionalmente el uno al otro.
Segunda bendición: La ayuda mutua. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Es una bendición tener a alguien que nos conozca íntimamente, que conozca como reaccionamos, como sentimos y como pensamos. Y que al mismo tiempo podamos compartir con ese ser amado nuestras tristezas, nuestros más caros anhelos, nuestras alegrías y nuestros gozos, no es lo mismo pasar por un valle de dolor solos que con una persona que nos entienda; de igual manera lo es lo mismo compartir las alegrías cuando se está solo, porque la alegría que no se comparte, no es completa. Por eso ¡qué bueno es cuando tenemos a alguien que se goza porque eso produce gozo en mi corazón!
Tercera bendición: El desarrollo de una buena comunión con Dios. Tanto el esposo como la esposa tienen la responsabilidad de ayudarse el uno al otro, a rechazar la tentación, a crecer espiritualmente, a amar a Dios, y a servirle en la iglesia y en la sociedad. Nuestros cónyuges creyentes son y deben ser un instrumento para poder continuar creciendo en el conocimiento de nuestro señor.
Cuarta bendición: Tener la posibilidad de ser el instrumento para la salvación del cónyuge inconverso. En esa época las mujeres debían creer lo que sus esposos creían, pero pedro en este pasaje le habla a mujeres creyentes que vivían con hombres paganos, pedro les exhorta a que continúen respetando a sus esposos, pero que no sean paganas como ellos sino que sigan creyendo en aquel que han creído para que con su conductas esos hombres paganos lleguen al conocimiento y al arrepentimiento. El énfasis aquí no es, que no se le pueda predicar con la palabra, sino que después que hayas predicado a tu esposo o a tu esposa inconversa el evangelio, ya lo que te cuesta es vivirlo.
Quinta y última bendición: La bendición de la seguridad y estabilidad de todos los miembros de la familia. Una sana relación entre el esposo y la esposa; conforman el pegamento que mantiene unida a la familia. Pablo y Pedro, hablan mucho sobre el matrimonio, porque ellos saben, que los núcleos que conforman las familias son los ladrillos que forman la estructura de la sociedad.
El matrimonio es la base para la sociedad, es la base de la familia y de la iglesia, el matrimonio es un diseño complejo; pero no nos ha sido dado sin instrucciones, Dios no solo lo diseño, sino que también nos dio su palabra para que observemos los parámetros y principios que deben tener un matrimonio para que funcione. No es solamente el hecho de tenerlo como una prioridad en nuestras vidas, sino también que podamos cumplir cada miembro del matrimonio con sus respectivas responsabilidades.
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