Familia

Derribando un mito: “No existe la comida para niños”.

A partir de los dos años de vida, un niño puede comer la mayor parte de los alimentos y seguir una dieta saludable tal y como el resto de la familia, no debiera existir diferencias, excepto por los ajustes necesarios para la edad en cuanto a la textura y al tamaño de las porciones, según recientes investigación al respecto, publicadas en el Journal of Nutrition Education and Behavior.

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Muchos adultos consideran que los niños, sobre todo en las primeras edades infantiles, requieren de alimentos específicos para el mantenimiento de buenos indicadores de salud, sin embargo, no se percatan que la mayoría de ellos pueden estar altamente procesados, contener grades cantidades de grasas saturadas, sodio, y azúcares añadidas que constituyen una dieta hipercalórica.

A partir de los dos años de vida, un niño puede comer la mayor parte de los alimentos y seguir una dieta saludable tal y como el resto de la familia, no debiera existir diferencias, excepto por los ajustes necesarios para la edad en cuanto a la textura y al tamaño de las porciones, según recientes investigación al respecto, publicadas en el Journal of Nutrition Education and Behavior. Pamela Rothpletz-Puglia, profesora de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, lo define así:  “No existe la comida para niños, en realidad es una norma social o una construcción social que hemos perpetuado”.

Incorporar una dieta que favorezca ciertos tipos de alimentos puede tener efectos perjudiciales en las preferencias y gustos de los niños, afectar negativamente a su salud en el futuro y crear (o reforzar) la neofobia alimentaria (miedo o rechazo a probar alimentos nuevos o desconocidos). Optar por consumir alimentos saludables, que tanto adultos como niños puedan disfrutar, promoverá cambios sociales y de comportamiento a nivel individual, familiar, comunitario y social, para reducir los riesgos de obesidad y otras enfermedades crónicas

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