Habitos

Slow life: Viví más lento para cuidar tu salud.

Es un estilo de vida diferente que viene a romper con el ritmo de las rutinas aceleradas y te enseña a disfrutar de cada una de las cosas que vivimos a diario y nos ayuda a entender cómo ciertas actividades cotidianas afectan nuestro cuerpo desde un modo de vida más lento.

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Intentando desacelerar el ritmo de vida actual y ante todo propiciar la salud así  como disfrutar de lo que se vive, el Slow Life hoy es muy aplicado entre los jóvenes y puede beneficiar la salud mental y emocional reduciendo por ejemplo los niveles de estres y ansiedad. Prestando atención y siendo conscientes de lo que ocurre en nuestro cuerpo así como también a nuestro alrededor, el Slow Life  pretende ayudarnos a aprender a vivir más relajados  y sin dejarnos llevar por el ritmo vertiginoso actual, pudiendo esto ser favorable para equilibrar nuestra vida personal, social y laboral en beneficio propio.

¿Cómo poner en práctica el Slow Life?

Aunque no es fácil dejar la vida ajetreada, existen ciertas prácticas que pueden colaborar para que iniciemos con el estilo de vida slow life, para modificar nuestros hábitos y cuidar de nuestra salud.

Meditación: Es un excelente recurso para aprender a vivir más relajados y además se encarga de optimizar la salud del organismo.

Usar menos pantallas y redes sociales: Son uno de los principales causantes de nuestra vida ajetreada, de nuestros niveles de ansiedad y estrés. La clave es aprender a conectar con nuestro cuerpo sin influencias externas con el objetivo de mejorar la salud mental y emocional.

Contactar con la naturaleza: Algunas personas deciden mudarse a sectores más rurales para desconectar de la vida acelerada de la ciudad. Estar en contacto con la naturaleza nos ayuda a distender, a reducir el estrés y beneficia nuestra salud mental y emocional.

Comer a conciencia y con tiempo: Prestar atención a las señales de nuestro cuerpo, disfrutar de cada bocado que ingresa a la boca, y evitar el picoteo entre horas o comer mientras estamos realizando otras actividades y con prisas, resulta fundamental para llevar un estilo de vida más relajado y enfrentar el vertiginoso tiempo actual.

Practicar actividades relajantes: Si bien todo tipo de actividad física puede ayudar a reducir los niveles de estrés en el organismo, para favorecer el logro del Slow Life es recomendable practicar actividades que no exijan competencia ni gran desgaste físico, sino que ayuden a conectarnos con nuestro cuerpo. Así, actividades como el yoga o el pilates son las más utilizadas por quienes pretenden desacelerar en beneficio de la salud.

Esto es el Slow Life y diferentes estrategias para poner en práctica este estilo de vida que pretende beneficiar la salud física, mental y emocional.

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