Ya casi termina el 2021, sin dudas como el anterior, un año difícil, de sentimientos encontrados, retos, perdidas, e inseguridad. La pandemia del COVID-19, una de las crisis de salud más grandes del siglo, ha traído consigo cambios en casi todas las esferas de la sociedad, haciendo mella fundamentalmente en el manejo de las relaciones sociales.
Sentimientos de apatía, quebrantamiento de responsabilidades, distanciamiento no solo social, sino, peor aún afectivo – relacional, dinamitan hábitos saludables que nos permiten cuidar de nuestra salud física y mental. La pandemia ha generado millones de nuevos casos de ansiedad y depresión, insomnio, estrés postraumático, consumo de sustancias y conducta suicida; el reto no solo está en seguir y/o aplicar medidas sanitarias, cada vez más “normadas por decisores de turno”, sino reconocer el camino correcto para el equilibrio de nuestra propia salud y estabilidad.
Frente a esta situación es muy importante tomar medidas de auto cuidado personal en el área afectiva, emotiva y física (no necesariamente en un gimnasio). Se requiere prestar atención particular a la higiene de sueño, la alimentación balanceada y técnicas de manejo del estrés; cultivar los afectos, instantes dedicados a la lectura de un libro, escuchar música, o una pequeña caminata le ayudaran especialmente.
