Salud y Vida

El éxito suele esconderse detrás de una colección de fracasos.  

Es cierto que existen logros individuales que son equiparables a esto. El solo hecho de que alguien alcance sus sueños, después de soportar largos tiempos de fracaso, es un ejemplo invaluable para los que están a su alrededor. Es un  esfuerzo que hace mejor el mundo en el que vivimos todos. 

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Intentar de nuevo es un derecho y un deber sagrado al que ningún ser humano debería renunciar. Quien ha tenido que enfrentarse a grandes dificultades y fracasos por muchos años tiene dos caminos como opción para tomar: no intentarlo y dejarse llevar por la inercia ineluctable de la vida, o intentarlo de nuevo y utilizar la experiencia acumulada.

Es cierto que existen logros individuales que son equiparables a esto. El solo hecho de que alguien alcance sus sueños, después de soportar largos tiempos de fracaso, es un ejemplo invaluable para los que están a su alrededor. Es un  esfuerzo que hace mejor el mundo en el que vivimos todos. 

Una vida emocionante y digna de ser vivida es aquella en la que jamás se renuncia a intentar de nuevo. ¿Para qué vivimos si no es para hacer de la experiencia un homenaje a la vida misma? Claro que puedes pasar por el mundo sin un asomo de estremecimiento. 

Nadie te obliga a que salgas del aburrimiento, a que muestres tu coraje, a que asumas el riesgo de perder. Pero seamos claros: si no lo haces, no es porque no puedas intentar algo mejor. Lo que pasa es que el miedo te domina y es por miedo que te resistes a probar. No te engañes: no es fatiga, no es falta de capacidad, ni la edad. Es el miedo lo que no te deja. 

Quizás no has caído en la cuenta de que tratar de ir a por aquello que deseas es tan o más importante que lograrlo. Es la sal de la vida. Lo que le da sabor a tus días y a tus tardes y a tus noches. Es eso lo que marca la diferencia entre sentirte satisfecho por el solo hecho de vivir y quedar atrapado en la pregunta de por qué estás viviendo. 

El fracaso se puede asumir como un sobresalto, una encrucijada para despertar la atención, para despertarte frente a algo. Y es que el fracaso es eso: un hallazgo que te saca del error, que te permite abrir los ojos. 

En los terrenos fértiles de la actividad humana, el fracaso, es más bien un momento de revelación. Así opera en la ciencia, en el arte y en todos los campos positivos de la realidad.

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