Salud y Vida

Los 5 tipos de humildad que debemos practicar.

¿Eres de los que piensas que la humildad es la mejor virtud del ser humano? Si es así, te gustará saber que hay muchas formas de llevar a cabo esta práctica tan necesaria, hermosa e inspiradora. Descúbrelas a continuación.

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Un modo de alcanzar la iluminación es siendo humildes. De algún modo, el ser humano ha integrado este término como una forma de conducta altruista en la que hay un interés constante por el bienestar ajeno. Sin embargo, ser humilde también implica atenderse a uno mismo sin que ello se traduzca en egoísmo o narcisismo.

Desde un punto de vista psicológico, la humildad nos conduce a lo que conocemos como neutralidad emocional. Ejemplo de ello es no necesitar ser mejor que nadie ni ponerse siempre por encima de los demás (tampoco por debajo de ellos). Es un proceso de automejora gradual en el que se desconecta el reflejo competitivo para activar el de la reflexión.

1. La humildad intelectual, el valor de tener la mente abierta
La humildad intelectual es la capacidad de hacer uso de la flexibilidad de conocimiento, admitiendo los propios errores y teniendo claro que no lo sabemos todo. Solo quien está abierto a las nuevas ideas puede alcanzar la sabiduría, solo quien entiende que no hay una verdad universal será capaz de llegar a acuerdos con los demás.

La Universidad de Cambridge realizó un estudio  en el que demostró algo evidente relacionado con este tema. La humildad intelectual es esencial para evitar los sesgos al evaluar las propias creencias. Esta capacidad no es solo una virtud de carácter, requiere de un esfuerzo cognitivo constante con el que reconocer que somos falibles y que siempre podemos mejorar.
 
2. Humildad cultural, tu identidad social no es la única ni la mejor
Entre todos los tipos de humildad, la referente a la cultura es una de las más decisivas. Define nuestra capacidad para eludir los prejuicios y la discriminación  al entender que ni nuestra raza, cultura, identidad o religión es mejor que cualquier otra. Ser humilde culturalmente nos evita caer en el racismo en todas sus formas. 

3. Humildad intergeneracional, tu edad no te hace más útil ni mejor
A menudo suele decirse que el mundo pertenece a los jóvenes. Bien por su fortaleza, su belleza o sus supuestas capacidades, se asume que solo ellos son válidos en casi cualquier área. Esto provoca que aparezcan dinámicas como el edaismo  (discriminación a la persona mayor) y el adultocentrismo (discriminación al niño y adolescente).
 
4. La humildad de competencias, no lo sabes hacer todo
Es posible que tengas una habilidad extraordinaria y un talento fuera de serie en más de un ámbito. Sin embargo, esto no te hace mejor que nadie. Es más, puede que en algún lugar exista alguien que te supere en dotes y en resolución. Esto nos obliga sin duda a reducir la soberbia, entendiendo que a veces, aún cuando alguien es un experto, sigue siendo un aprendiz en el viaje de la vida.

5. La necesidad de ser humildes en el asombro
Este es uno los tipos de humildad que más contribuyen a la felicidad. ¿Cuándo fue la última vez que te sorprendiste de algo? El asombro es la capacidad de percibir lo bello del día a día, de disfrutar del matiz extraordinario y el detalle fuera de lo común. Solo cuando nos deleitamos de todo lo bueno que nos rodea, por sencillo que sea, alcanzamos la auténtica felicidad.

Solo quien mira a su alrededor desde el filtro de la humildad se asombra de las maravillas que le rodean. Para ello, debemos atender lo que nos envuelve sin pensar en ganancias, intereses o afán competitivo. Basta con apreciar lo que se abre ante nosotros aquí y ahora. Nada más. ¿Por qué no intentarlo?

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