Estudiosos de las ciencias sociales coinciden en que la depresión y la ansiedad se relaciona entre otros con la falta de esperanza, el desaliento, el temor y el pesimismo ante cualquier situación que impone la vida, muchas veces suprime la toma de decisiones o acciones concretas para “salir de ese circulo vicioso”. El que no ve una salida, se angustia, se deprime y ese sentimiento lo paraliza impidiendo cruzar esa línea invisible.
¿Cómo llenarnos de esperanza?: es necesario tener un plan, trabaje para cambiar el enfoque; no puede detener sus pensamientos, pero si puede decidir en qué se va a concentrar.
Si la llegada del año “le trajo” más dudas que esperanza, es tiempo de hacer el propósito de cambiar el rumbo de sus proyectos, sueños a realizar, finanzas, etc., ponga su enfoque en el cambio, no el temor, y verá que el mañana será muy diferente. Cuando somos conscientes de qué hay que hacer hoy, mañana y cada uno de los días, eso nos mantiene enfocados en nuestras metas, nos llena de esperanza y como resultado empieza el proceso para dejar de ser pesimista y convertirse en una persona optimista. No importa en qué parte te encuentres, la próxima vez que vea un vaso a medias, nunca más lo verá medio vacío, sino medio lleno.