No es ninguna novedad que el ejercicio es beneficioso para nuestro cerebro. Cumple con un principio básico: lo que es bueno para nuestro corazón es bueno para nuestro sistema nervioso. La natación constituye uno de los ejercicios mas completos para mejorar nuestra salud física y mental. Y para convencerle de que siga leyendo este artículo, le vamos a revelar un secreto. La expresión “fuente de la eterna juventud” podría ser literal. Y es que la clave está en el agua.
La natación promueve la liberación de sustancias en el cerebro que mejoran la cognición y la memoria, gracias a que contribuye a establecer nuevas conexiones cerebrales y ayuda a nuestro organismo a luchar contra el estrés oxidativo y los radicales libres, reduce los niveles de estrés y mejora nuestro sistema inmunitario. En conjunto, mejora el estado de ánimo.
Por tanto, los beneficios físicos de la natación son innegables. Es un ejercicio muy completo que pone en marcha a los principales grupos musculares del cuerpo. Además de estimular el sistema cardiovascular, el trabajo realizado resulta mucho mayor que en otras actividades, gracias a la resistencia del agua.
Otra ventaja es que el cuerpo, al estar sumergido, recibe menos impacto físico, y resulta más fácil moverse. Pero tan importante es la forma física como la salud mental.
Subidón de endorfinas: Como buen ejercicio aeróbico – aquel que requiere un esfuerzo del corazón y los pulmones para proporcionar oxígeno a los músculos-, la natación produce la liberación de endorfinas que son la droga natural del cerebro, puesto que reducen la percepción del dolor, nos proporcionan placer y una inmensa sensación de bienestar y felicidad
Entrenamiento cerebral para todas las edades: Un estudio reciente ha demostrado que niños de entre 6 y 12 años tienen más capacidad para recordar vocabulario tras haber nadado varios minutos. Esta actividad, por tanto, parece reforzar la memoria en personas de todas las edades.
Rélax y desconexión: El motivo podría ser más simple de lo que pensamos: el agua. Por un lado, el medio líquido produce relajación, pero, además, el movimiento rítmico de la natación nos hace entrar en un estado meditativo.
A esto se une que en el agua podemos desconectar de los sonidos que nos rodean y oír solo nuestra respiración.
Los beneficios no terminan aquí. La natación reduce la tensión emocional, puesto que reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés.