La palabra autocuidado tiene un significado muy simple, se trata de cuidarse a sí mismo. En otras palabras, significa sacar tiempo del día para hacer cosas que nos harán sentir mejor.
Los principales componentes del autocuidado incluyen: la salud física, la salud mental, la salud emocional y por supuesto la salud espiritual. Y mientras tengamos un enfoque de cuidado personal sano, tomando en cuenta nuestra fe en Dios, podremos ayudarnos a reponer en áreas de salud y bienestar físico, mental, emocional y espiritual para administrar bien lo que Dios nos ha dado para vivir, de manera tal que podamos estar en óptimas condiciones para cumplir el propósito que Él nos ha dado en este mundo.
Es difícil hacer lo que Dios nos ha mandado a hacer, de predicar su evangelio, de servir en la Iglesia si tienes un cuerpo dañado y enfermo, si tu mente está hecha un desastre, si tus emociones están fuera de control y si tu crecimiento espiritual está estancado. Necesitas un mínimo de cuidado personal para funcionar correctamente.
Realizar ejercicios físicos de manera frecuente, llevar una alimentación balanceada, dormir al menos 6 a 8 horas diarias, tomar sol, exponerse a la naturaleza son algunos ejemplos de autocuidado físico.
Debe ser un hábito cuidar nuestras emociones, de manera que podamos ser más conscientes de ellas, es fundamental el autocuidado emocional como espiritual, ésta se trata de tomar la decisión diaria de nutrirse a través de la Palabra de Dios, de comunicarse con Dios a través de la oración, de estudiar la palabra de Dios a profundidad para conocer la verdad.
El autocuidado es más que ponerse mascarillas faciales e irse de día de spa, en realidad es algo que cualquier persona puede practicar y puede adaptarse a los gustos, necesidades y estilo de vida de quien lo ejerce.
